El día empezó como cualquier otro.
Con la rutina que llena el tiempo de forma a veces aleatoria y a veces metódica.
Todo parecía indicar que sería igual que cualquier lunes, sin muchas ganas.
Al final, un lunes solo es un lunes. El primer día de una larga semana que nunca quiere nacer.
Debería ser distinto porque este fin de semana ha estado lleno de risas y amor.
Pero parece que las nubes de mi mente taparon el sol que salió a partir de las 2 de la tarde.
Mucho de ese algo que nunca se sabe cómo describir.
Un resfrío que nace de la nada,
un respiro que no llena el pulmón,
un susurro que no se oye,
un hambre que no se sacia,
un pucho que no se termina,
un caramelo amargo,
un chocolate sin ganas de dulce,
un loco deseo de estar feliz con ganas de pelear,
un deseo de estar sentada aquí, frente a la computadora,
y simplemente mirar como pasa el tiempo.
Pasó el dia sin darme cuenta.
Fue un día realmente innecesario en mi vida.
Uno de esos días que parecen abortos frustrados de la semana.
Tuve ganas de irme pero no sabía a donde.
Por eso solo me refugié en ese espacio al que yo llamo "cuarto".
Apagué la luz y para que no me preguntaran qué me pasaba, preferí cerrar los ojos y tratar de dormir.
Al final. supe cuál fue la razón de mi "desgano" durante todo el día.
Lo presentí y por eso me anticipé a sentirme así.
Como diría un sabio que aun no nace, me adelanté al malestar.
No tuvo mejor idea que cerrar el día con broche de oro.
Nunca dejaré de preguntarme por qué?
Esa maldita pregunta que nunca tiene una respuesta.
Esa pregunta que nunca abandonará mi cabeza por una sola razón.
Soy humana.
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Al fin te pude escribir algo antes de que comentes.
GRACIAS INFINITAS por leerme...
Déjame aunque sea una palabrita... eso me inspira para el siguiente post ;)
Besos!