Eran los primeros rayos de luna que se colaban entre las persianas de su cuarto. Levantó levemente la cabeza de la almohada y dirigió su mirada hacia allá. Hacia lo más lejos que alguna vez el hombre llegó. Deseaba tanto poder comprar un pasaje sin retorno, aunque perdiera media vida viajando solo para llegar.
"Tal vez sea en sueños, pero no en esta vida", pensó con la mirada fija en ella.
Se despegó el pelo de la cara, un poco húmedo por las lágrimas que corrieron como río sin cauce. Pensó por unos minutos. Se incorporó con fuerza como si una voz interior le hiciera barra .
"Ya, a la cuenta de tres estaremos fuera de la cama. Es fácil, vamos 1... 2... 3". Ya estaba nuevamente en pie sobre ese suelo egoista. Ese suelo que en su cabeza solo podía compararse con el mismo infierno, aunque no sepa su verdadera apariencia.
Se tocó las manos, las miró lentamente, y tomó una gran bocanada de aire para dar el primer paso. Miró hacia abajo y pudo comprobar que tenía dos pies perfectamente "reales", se llevó las manos a las rodillas, caderas, hombros, para terminar nuevamente en sus manos. Aunque sentía cada una de sus articulaciones pegadas con goma, o unidas con una puntada de hilo, estaba bien. Tenía lo necesario para caminar y seguir adelante.
Los primeros dos pasos fueron los más difíciles. Dolieron. Hicieron que sus ojos se inundaran solo un poco. Pero miró atrás, y giró por completo. Estaba frente a su cama. Nadie más estaba del otro lado. Solo un espacio vacío esperando la otra parte de esos años vivios. Le dolió un poco más. Y giró nuevamente.
Pasó el primer umbral y cada vez sintió todo más real. Lo que tanto creyó que era un sueño, estaba tomando forma de realidad. Olía a realidad.
Se oye una suave voz a lo lejos. Tan lejos que nunca reconoció de donde provenía ni de quién. Solo la obligó a frenar en seco y dar la vuelta a la llave que enciende el motor.
"Dicen que nunca más va a despertar. Es eso cierto?"
Esperaba oirla, pero no tan pronto. Se armó de valor y contestó. La respuesta más sincera, precisa y la más verdadera. Repitió "la más verdadera".
"No es cierto. No es que nunca más va a despertar. Es que él ya despertó. Somos nosotros los que seguimos dormidos. Todos iremos despertando uno a uno".
El secreto está en saber cómo seguir caminando si eres tú el que sobrevive.
Tenías razón, fabricando pasteles! nos etiqueta perfectamente.
ResponderEliminarPero salió malo o bueno? a tu parecer?
ResponderEliminarTe salió bastante bien :)...a mi en particular es la temática de la que más me gusta escribir, de la soledad cariacontecida acompañada de una voz en off y una reflexión igual de triste.
ResponderEliminarFabricando pasteles (pero con esa fiebre, estarán bien calientitos,pobres pastelillos)...