Así, sin más

Me desperté sonriendo. No sé qué habré soñado pero hoy desperté sonriendo, y cuando eso pasa, simplemente hay que aprovecharlo porque no sucede siempre. Es como ver una estrella fugaz, encontrar un trébol de cuatro hojas o quedarte con una pestaña que cayó del ojo. Hay que aprovecharlo.

Y justamente eso estoy haciendo, pues hoy no vale amargarse ni estresarse por cosas que pueden pasar a un segundo, tercer o cuarto plano. Hoy no hay llamadas que pongan negro el día ni caras largas que contagien. Hoy se contagia la buena vibra.

Si quiero renegar solo cierro los ojos, cuento hasta tres y repito lo que me enseñaron hace algunas semanas "gratitud, claro y brillante", es como si automáticamente cambiare el lado del cassette y empezara de nuevo. Y cuando sale, sale. Porque a veces a pesar de intentarlo sigue subiendo la sangre al cerebro y sale el ogro que todos llevamos escondido, pero cuando sí funciona el cambio de lado, qué bien se siente.

Además, es viernes... y seguro desde ayer en la noche antes de irme a dormir pensé que este sería el último esfuerzo de la semana. Por eso la sonrisa sin explicación.

¿¿¿Qué más se puede pedir???