10.3.10

Rutina diaria

Abrí los ojos y corrí a ver si estabas en tu cama aun durmiendo.
Eran las 6:00 AM y como siempre, me ganaste la ducha. Escuchaste que abrí la puerta del closet de tu cuarto y gritaste desde el baño: ya salgo mamita! no me demoro.
Aproveché ese tiempito libre y me tiré al lado de mi mami a dormir un poquitito más. Pero no pasaron ni 10 minutos y ya esabas afuera diciéndome: ya hijita! bañate.
Agarré mis dos toallas, medio zombie aun, y te miré frente al espejo. Tenías toda la cara llena de espuma blanca, parecias Papa Noel, estabas a punto de afeitarte. Cuidado te cortes papi... te dije entre dientes.
Me metí a la ducha y empecé a hacer un recuento mental de TODO lo que tenía que hacer en la oficina ese día: llamar a mil periodistas, coordinar entrevistas, coordinar el viaje de prensa del fin de semana, hablar con Yusel, hablar con Analí, hablar con Lourdes, pendientes con Enrique, y mil millones de cosas más que martillaron mi cerebro. Literalmente martillaban mi cabeza porque el agua empezó a caer más fuerte. Habías abierto el caño y por esas razones locas que solo los gasfiteros o "Quispes" entienden, está bien.... soy la única que no sabe de esas cosas.... el agua se puso rara. Grité como de costumbre: cierren los caaaaaaañoooooooos!!!
Hasta que por fin temriné. Salí del baño y ya estabas casi listo, poniendote tus famosas ligas en las medias que creo que solo nosotros entenderemos, y con el maletín listo para calzar en tu mano y decir: bueno, no me guardes comida Esther porque voy a llegar lleno y además... típico, mi mami ya sabía que debía dejarte exactamente el plato de siempre. Al final, siempre te lo comes. Bajaste las escaleras después de darle un beso a mi mami y dejé de escuchar tus pasos. Salí detrás y ya no estabas. Te busqué en la cocina y no estabas. Le pregunté a todos si ya te habías ido y nadie me respondía nada. Salí de la casa, y tu carro estaba cuadrado como siempre, en la puerta de la casa. La diferencia estaba en que tú ya no estabas.
subí corriendo las escaleras y no había nadie. Ni mi mami ni David, mi abuelita tampoco estaba. Sonia no estaba, y Bruno tampoco... Estaba sola y todo era raro. Me asusté y recordé lo que hacía cuando era chiquita y soñaba cosas feas, me tiré en la cama boca abajo: por favor despiértate, despiértate, que haya sido un sueño, por favor despiertate.
Abrí los ojos nuevamente...
Tuve miedo de ir a tu cuarto pero fui...
Solo mi mami estaba en la cama, y tu no estabas en la ducha.
Fue un sueño, esos de los que no quisieras despertarte jamás hasta que se vuelven pesadillas...

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Al fin te pude escribir algo antes de que comentes.
GRACIAS INFINITAS por leerme...
Déjame aunque sea una palabrita... eso me inspira para el siguiente post ;)
Besos!