Harapiento y con caspa se rasca sin parar.
Mirando con desgano se escapan de pronto sus locas y explosivas ganas de conversar.
Esto
Lo otro
La escalera
El ascensor
Los micrófonos...
-SILENCIO-
Se rasca nuevamente la cabeza con el dedo anular.
Mira al vacío y se va.
Se va no sin antes volverse hacia atrás a preguntar por donde vino.
Una vuelta más y se oculta en las sombras para que pase el huracán.
Momentos parecidos a este se encargan de llenar las cuadriculadas hojas de sus días para devolverlo a la mañana siguiente a empezar un nuevo reto. Rascándose y vistiéndose con harapos el pobre va.
Pobre, que feo se debe sentir que alguien tenga pena por otra persona y le digan "pobre". Pero con pena y todo, le digo pobre. Porque me nace.
Pobre...
Y a mí que me daban miedo los locos...
Me acuerdo el día en que tocaron el timbre de la casa y ofuscada luego de varios intentos de fuertes "QUIÉN ES?????" por el intercomunicador, bajé las escaleras como si fuera Giganton con su "fi fa fo y fum". Escuchando a lo lejos a mi mami decir "ay qué le pasa, por qué estará de ese humor" abrí la puerta con un garfio en la mano (exagerando la escena) y mi cara cambió por completo al ver al sordomudo que pasaba los sábados pidiendo libros viejos.
Me sentí criminal.
Una desgraciada.
Una delincuente.
Tú te reías sin parar de mi depresión por haberle gritado a alguien sin saber quién era, pero luego de unas semanas te pasó lo mismo. Me reía también y me dijiste con cara de picón "Y qué hubieras hecho si era un loco a ver! Por eso no debes abrir la puerta así nomas mamita". Me cagaste el feeling con esa frase papi. Yo que me estaba riendo rico, devolviéndote la jugadita y me mandas un loco a la mente. Sabes la fobia que les tengo!!! Y en mi vida me he cruzado con tanto loco existe en el mundo.
Conozco casi todos los tipos:
los que huelen a poto
los que se rascan sin parar
los que hablan solos
los que no hablan solo miran
los que duermen en las calles
los que no parecen pero son (y hasta huelen rico)
los que paran calatos
los que se despiertan y aparecen debajo del suelo para asustarme
en fin... todo loco que existe cruza por mi vereda tarde o temprano.
Mirame ahora. El harapiento con caspa me visita a diario y yo, solo tengo que aguantar. Porque en fin, es un loco tranqui. no pega ni insulta. Pero si a veces se raya y deja salir un rayo de su ojo maligggno. Solo a veces. Pero nada, a remar marino que nos lleva la corriente y no me quiero volver loca tan pronto.
O ya estamos locos y no nos hemos dado cuenta...
Qué miedo...
POBRE LOCO!!!!
Pooooobre harapiento con caspa!