Lo que hay en un rincón de mi mente

Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...

29.10.15

Un día en mi vida

Siempre me quejo de la falta de tiempo en mi vida y no puedo hacer nada contra ello. Lucho pensando en qué puedo hacer para robarle más minutos a los días pero nada. No se puede estirar el tiempo por más que uno lo intente. 

Me despierto a las 5:30 am para atender a los bebés por más o menos una media hora, entre leche y pañales se pasaron los primeros minutos del día. Luego elijo lo que me pondré ese día y me meto a la ducha. Si es un buen día, los bebes me dejan alistarme tranquila, sino, estoy alternando entre el espejo y una de las cunas para poner chupones o calmar un llantito que otro. Luego, me despido con el corazón en la boca y salgo al trabajo.

El tráfico es otro factor que lo atora todo. Si restara el tiempo que paso en un carro tendría más minutos para mi día, pero no es así. Evalúo la bicicleta y luego me arrepiento, no es muy fácil ir de Surco a San Isidro en dos ruedas. En mi computadora desde antes de las 8:00 am empiezo a trabajar poniendo mi reloj en cuenta regresiva. ¿Cuántas horas faltan para volver a ver a los bebés? A veces el día se hace eterno. Felizmente existen los teléfonos que ahora acortan distancias con fotos y estatus de cómo va todo por la casa. 

El trabajo es otro tema. Aquí las cosas puedes ser tan coloridas como uno espera que nadie avisa sobre las tormentas por venir. Puede tornarse oscuro y gris de la nada y todo recae sobre tus hombros, pesa y duele pero las horas pasan y se acerca el mejor momento del día. 

En un buen día llego a las 5:30 pm a la casa, para tirarme al suelo a gatear y jugar con los bebes. Corremos, gritamos, saltamos, cantamos... también nos ponemos super engreídos por no habernos visto en todo el día. Y luego a comer. Felizmente alguien me ayuda con uno para yo darle al otro y luego limpiar el desastre para ponernos a jugar otra vez.

Llega la hora del baño, en donde termino sin espalda pero es la más linda de todas. Primero entra Marcel y jugamos en el agua. Lo saco con pataleta para cambiarlo y ponerle su chupón para que luego siga Naelle. Igual, aunque últimamente está con un poco de trauma al agua, es raro pero luego ya no quiere salir. La cambio y a ordenar todo mientras ellos miran tele.

Viene la hora de "dormir", que puede ser tan exitosa como para durar 15 minutos antes de que caigan o incluso hasta 1 hora y 10 minutos dando vueltas en la cama pinchándome el ojo, jalándome el pelo y revolcándode encima mío sin parar (Marcel es un maestro para eso). Cómo luchan por Dios, cuando yo pongo la cara en la almohada y adiós. 

Así, cuando duermen por fin, aprovecho en cambiarme y preparar todo para la última leche del día. A hervir agua y a tener los biberones limpios para las 10:00 pm 

Cuando los acuesto luego de la leche, rezo agradeciendo por ellos y pidiendo su protección, y además también, para que sea aun buena noche y no se despierten tantas veces como la mayoría de noches.

... y así, a las 5:30 am todo vuelve a empezar...

Un día conmigo... un día de locura.
Sola, o acompañada.

El heroe de mi vida