Lo que hay en un rincón de mi mente

Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...

30.11.10

El indicador: George Michael

Me acuerdo que eran casi las 10:00 pm y ya todos estaban tapados hasta el cuello en sus respectivos cuartos. Las teles apagadas o con el volumen más bajito que existe. Tenía los ojos fijos en el techo pensando cuál sería mi estrategia para pasarme a tu cama esa noche.
  • Un ataque de tos, ya no serviría. Seguro el día anterior había recurrido al famoso y molestoso COF COF que hasta hoy me ataca pero con la diferencia que ahora tengo unos 20 años más que aquella epoca.
  • Una pesadilla, podía resultar. Pero los sueños recurrentes en los que la costa verde cobraba vida y las olas me perseguían estaba volviéndose mi principal taruma de fin de semana cada vez que ibamos donde mi tía Mary. Mala idea inventarme un sueño más de ese tipo.
  • Ganas de ir al baño descontroladamente, un bicho invasor que quería meterse en mi oreja, manos invisibles que me querían jalar debajo de mi cama, o un falso temblor ya habían sido protagonistas de noches estelares de domingos anteriores en los que no quería dormir en mi cama. Solita.
Cómo odiaba que se acabaran los domingos.
Cómo odiaba que el día se haga oscuro y se acercara más la hora de las pijamas.
Cómo odiaba escuchar la típica canción de George Michael y ver de reojo (hacia el cuarto de mis hermanas) en la tele su fea bota negra con punta de metal en la Rockola bailando al ritmo de Faith. No existía peor indicativo que ese. La hora en que debería estar dormida había llegado.

No pasarían más de 10 minutos para que empezaras tu recorrido habitual, cuarto por cuarto apagando televisores y lamparitas que quedaban iluminando algún rincón de la casa.

Ese domingo, fue un poco extraño porque hasta ahora lo recuerdo y siento un poco de temor al pensar en él. No tenía miedo de que la tele ya esté apagada. Tampoco me molestó que me dijeras "hasta mañana hijita" y sonara el "click" de mi pequeña lámpara en mi mesita de noche. Sentí algo extraño, tuve ganas de llorar y no entendía por qué. Tenía ganas de dormir y que te sientas feliz de que sea uno de los primeros domingos que no deambulaba por el pasillo a las 2:00 am esperando que me digas con tu protectora voz "Marité, ya hijita ven nomás. No duermes nada no?". Y corriendo iba y me tiraba al centro de los dos. El mejor momento de la noche. Pero no. Ese día no fue así. Al cerrar los ojos imaginé cómo sería mi vida si no estuvieras conmigo. Sacudí la cabeza como si tratara de apartar algo que quería incrustarse en mí. Y fue ahí donde pude ver un chispazo de mi futuro. De lo que vivo ahora.

Abrí los ojos, me paré más veloz de un rayo, salté de mi cama y corrí hacia tu cuarto. No me importó hacer bulla, y tampoco fue necesario inventarme nuevas excusas para poder dormir con ustedes. Solo quería verte dormir, y tontamente poner mi dedo en tu nariz para comprobar que aun respirabas. Solo cuando sentí el aire salir por ella, di la media vuelta y me fui a mi cuarto. "Solo sabré que el momento llegó, cuando ya no pueda poner mi dedo en tu nariz. Cuando ya no exista más razones para inventarme pesadillas. Cuando ya no sienta tus pasos al apagar los televisores. Ahora, es muy pronto para pensar en eso". Cerré los ojos y conté ovejas. Preferí hacerlo durante todos los años siguientes. Ese pensamiento premonitorio me marcó, hasta el día de hoy en que por fin lo puedo contar sin miedos, sin ningún tipo de culpa, pero con un profundo dolor.

Ahora, soy yo la que hace el tour diario de cuarto en cuarto apagando televisores...
Y sigo siendo yo la que padece de insomnio.

Ese que se cura, solo escribiendo con el corazón.
Como lo que tú, logras en mí.

29.11.10

Jugando a ser astrónoma de nuevo

Dicen que la constelación más fuerte que conocí en mi vida necesita ayuda. Que últimamente las estrellas ya no quieren brillar y que los caminos que cada una seguía, parecen cruzarse para atropellarse unas a otras. Como si estuvieran algo perdidas.

Dicen que necesitan ayuda para encontrar su rumbo. Para volver a ese camino que antes estuvo marcado y plenamente delimitado. Aunque, tal vez, lo que realmente necesiten es conversar. Mirarse cada una y comprobar lo parecidas que son y sin hablar en principio verse como piezas de un solo mecanismo. Conocerse y hallar los puntos fuertes de cada una, los débiles y los vacíos. Solo así, cada una de ellas sabrá que no es única, no es distinta, no está sola. Sino, comparten el mismo problema y entender que si siguen así, solo destruirán su mundo. El mundo que el sol creó y contruyó para ellas.

Todo lo que se dice o no se dice me llevó a pensar en algo. En una sola cosa que quiero hacer hace mucho tiempo...

Quiero echarme en el pasto, mirar al cielo y sentir como gira el mundo.
Cerrar los ojos y no solo ver los dibujos que pintan mis recuerdos.
Quisiera respirar y sentir como el aire recorre cada vía, cada acceso, cada salida.
Abrir mis manos y llenarlas de la energía que me dejaste en cada uno de mis rincones.
Cerrarlas con fuerza y llevarlas cerca de mi corazón.

Quisiera desempolvar ese regalo que me diste cuando soñaba con ser astrónoma.
Cuando la felicidad plena llegaba con una estrella fugaz.
Cuando podía sonreir solo con ver los montículos en la luna de noche.
Cuando alcanzaba el cielo solo con abrir tu ventana.
Cuando buscaba el único brillo en el negro espacio para pedir un deseo.

Quisiera pedir un deseo y creer que puede hacerse realidad.
Sentirme niña de nuevo y pedir que la constelación que según dicen, necesita ayuda, vuelva a ser como antes.
La mejor constelación...

27.11.10

Es bueno mirar atrás

Hasta ahora no puedo creer que después de todo lo que sufrí cuando te fuiste, esté ahora de pie. Frente a quienes nunca pensé que estarían sin ti. Me impresiona pensar cómo el sólido piso por el que mis pies caminaban firmes "a su modo", confiados, felices, un día así como si nada desapareció.

Cómo es posible que ahora me ponga a pensar y diga, "después de haber pasado esto, venga lo que venga, no me voy a morir". A caso uno espera cosas así para APRENDER?

Es loca la circunstancia, pero en ese momento aprendí lo que tantas veces me dijeron: nadie, pero absolutamente nadie se muere de amor. Puedes morirte de pena, de depresión, pero todo tiene explicaciones lógicas, científicas y psicológicas. Así que esas frasecitas de "me quiero morir si no estoy con él" son realmente penosas porque uno no valora su vida hasta que alguien cercano la pierde.

Me acuerdo que mis problemas eran minúsculos pero yo los magnificaba: "me voy a quedar totalmente sola; nadie me va a querer; qué he hecho de malo; por que me pasan estas cosas a mí...". Me lamentaba de mi "mágica" suerte allá por el 2008, mientras los que me rodeaban con cariño, amor, muchísima paciencia y buenos deseos de recuperación me decían algo que no entendí hasta el mismo día que te fuiste. Me decían que tenía que ser fuerte porque nadie sabía que podía pasar en un futuro.

Y ese futuro llegó más pronto de lo que jamás imaginé. Y para mí, esa fue la lección más fuerte, la prueba más difícil que me tocó y me tocará vivir en millones de años más. Realmente me arrancaron el corazón sin anestecia. Me cortaron las alas con un filo espeluznante. Pintaron mi mundo de colores en un agrio duotono. Cerraron el pequeño haz de luz que quedaba en el umbral, y me borraron la sonrisa para en el fondo creer que nunca más volvería a aparecer.

Ahora... tu no estás conmigo pero me mandaste un ángel. Un hombe que apareció en mi vida hace un tiempo y solo se ha encargado de llenarla de pequeños detalles que me hacen quererla un poco más. Un hombre que es mi amigo, mi eterno amor, mi perfecto cómplice. Es mi apoyo. Es el pie que me falta para no andar coja, es la lucecita que vi al final del túnel, es el amor de mi vida. Ese amor que creí que jamás encontraría. Ese mismo que tú me enviaste directo y sin escalas. Ese con el que me caso y llamaré orgullosamente mi esposo.

Digo todo esto y es inevitable que mis tan comunes lágrimas tímidas se escapen y huyan despavoridas de mis ojos. Pero no salen de tristeza. Salen mas bien porque son la muestra tangible de lo que siente mi corazón. Emociones vivas, sentimientos puros que me ponen la piel de gallina. Me hacen sonrerir.

Me hacen sentir lo que hace mucho no quería sentir más.
Aunque me cueste reconocerlo por verguenza.
O por falta de madurez.

Me hacen sentir viva.
Y ahora me gusta.

Me gusta estarlo, porque esa vida no es solo mia.
Y por ende yo tampoco tengo solo una.

Dos almas en una. Las mismas que uniste antes de irte al cielo, y dejar la mitad de la tuya aquí abajo.
Para cuidarnos, y hacernos aun más felices de lo que nos hiciste por muchos años.

24.11.10

El mundo perfecto

Siento que hoy, soy feliz.
Lo soy porque sé que donde sea que estés, tú estás mejor que todos nosotros aquí en la tierra.
Digo "aquí en la tierra" por que en mi mágico mundo de ilusiones tú estás en un paraiso.
Vives rodeado de un ambiente tan llimpio y tan puro que la gente siente que vuela.
Un ambiente en donde no existe el tiempo.
Nadie usa ese objeto que marca la hora en las muñecas.
Ni tampoco tienen un calendario a la mano.
No existen los días, meses, ni años.
Nada pasa porque el tiempo parece detenido.

Quiero vivir así.
Vivir de lo que más me gusta y me hace feliz.
Vivir del amor y de lo que el amor provoca en mí.
Alimentarme solo de alegrías y dejar pasar las tristezas.
Conocer solo gente buena, sin rostro, sin marcas.
Gente de verdad.
Quiero ver con los ojos del alma y no con los del exterior.
Sentirme realizada al poner el punto final de un texto.
Escribir para soñar y solar escribiendo.
Quiero vivir en un lugar donde no existan las promesas.
Porque si estas no existen no hay forma de romperlas.
No hay forma de dañar a veces sin querer hacerlo.
Quiero vivir de lo que me gusta.
Comer chocolates sin empacharme.
Y por qué no, también comerlos sin engordarme.
Quiero pararme sobre la tierra y atar mis pies a sus raices.
Para que me atrapen cuando quiera emprender el vuelo.
Sentir que puedo soñar, tocar el sueño y seguir viviendo.
Quisiera que el ruido de la calle no sea sucio.
Que al bajar de mi carro se escuche el fuerte sonido de la gente molesta.
De los que no son felices.
De los que simplemente se levantan por deber.
Y no por deseo.

Quiero ser feliz y vivir como tú siempre quisiste que viva.
Quiero vivir en un lugar parecido al que estás tú.
Pero sin alejarme de mi mundo.

23.11.10

La polillita

Estuve paseando por esos pasajes secretos de mi mente. No tan secretos después de todo porque al final terminan siendo públicos, pero de que están un poco escondidos, lo están. Pues no es fácil llegar a ellos y encontrarme con uno de esos momentos que me hacen respirar hondo y llenarme con un poco de esperanza. Me hacen sentir un poquito más positiva. Tal vez, porque me ayudan a recordar que la felicidad y el amor infinito no son efímeros, sino eternos.

Todo empezó de un momento a otro, cuando sentada en mi cama por la mañana, debatiéndome entre las ganas de quedarme tapada hasta el cuello e incrementar mi dolor ovárico para lograr un día de "reposo" no tan absoluto, y el sentido de responsabilidad ante tanta chamba acumulada últimamente que me empujaba con un tosco golpe invisible a pararme de la cama y meterme directamente a la ducha. Cuando así como así una polilla, una chiquitita de esas que  no suelen aparecer muy seguido, esas que tienen un par de alitas redonditas y perfectas en el mundo de las polillas, pasó frente a mis ojos un par de veces hasta que se posó en mi mesita de noche. Seguía tan perfecta y minúscula como se siente uno mismo cuando piensa en el tamaño del mundo.

Estaba ahí paradita. Quietecita como si no le importara nada más que mirarse en el reflejo del vidrio de la mesita de noche. Movia sus alitas de cuando en cuado, y mágicamente volé hasta 1990. Ya no estaba en mi cama decidiendo si hacer de "hoy" un día productivo o uno mediocre, esos que tú tanto odiabas, sino en mi rosado y tan antiguo cuarto de niñita feliz. Casas de muñecas, coches, cocinas, tocadores, carros, barbies, bebitos, chichobelos, herencias de mis hermanas, entre muchos otros juguetes completos y destrozados también, decoraban la surtida habitación que más parecía juguetería. Estaba arrodillada en la alfombra hablando muy bajito. Viendo una pequeña tacita de juguete sobre el piso y hablandole al parecer a alguien invisible. Cuando de pronto, sentí un susurro, un soplido que se asemejaba a una risita de esas que no quieren salir, eras tú. Parado detrás de la puerta mirándome con esos ojos tan llenos de amor que siempre te mostraron tal y cual eras por dentro y por fuera.

Molesta y avergonzada te dije:
- Ay papiiiiii! Que chismoso ereeeeeees! (con ese tonito típico de altas y bajas que más me hacían ver como una niña chinche y malcriada)

A lo que sinceramente me respondiste:
- Pero hijita, quería saber qué le decías a esa polillita que has atrapado en tu tacita rosada.

Aun más molesta y con unas ganas terribles de llorar por la verguenza por haberme descubierto "conversando con una polilla" te dije:
- No la he atrapado, estaba en el suelo y solo la quería poner en un lugar bonito para que sea mi mascota.

No recuerdo qué fue lo que hice el resto de ese día. Pues esa conversción fue antes de que te fueras a trabajar, con tu maletín en la mano y tu uniforme azul que te hacía ver como el mejor militar del planeta. Pero lo que siguió fue aun mejor. Llegaste por la tarde, con el mejor regalo del mundo.

- Mira Marité, ya no vas a tener que pedirle a la polillita que sea tu mascota. Ahora tienes a Pecas.

Un bello perrito negro lleno de pequitas blancas, corría hacia mí tan cargado de energía que hasta ahora siento sus uñitas correr por el piso del patio. Ese fue mi primer perrito.

Luego de eso, volví a mirar la polillita sobre mi mesa de noche.
Respiré muy hondo y me paré de la cama.

Qué bueno es saber que cuento contigo para esto.
Para que me ayudes a empezar un "día" que por más ilógico que suene, al vez en el fondo no quiere llegar a ser "día" al fin.

22.11.10

El insomnio que vino y ahora se va...

Puedo entender que si uno está cansado, se relaja.
Si alguien tiene hambre, come.
Si alguien tiene dolor y fiebre, toma pastillas.
Si alguien quiere desahogarse, grita.
Si alguien se siente aburrido, cambia de rutina.
Si alguien se siente triste, llora.


Pero no entiendo por qué cuando uno siente que solo quiere poner la cabeza en la almohada porque el sueño lo mata lentamente, no duerne!!!
Lo que uno debe hacer cuando los párpados pesas, cuando los ojos quieren dejar de ver colores para pasar a un modo off, y sobretodo cuando después de muchos días esas ganas ricas de respirar hondo, inconsciente, con una colcha que abriga hasta cuando no hace mucho frío, es:
DORMIR!!!

Por fin he vuelto a sentir esas ganas de dormir, acompañadas de los párpados pesados, junto con un poco de incoherencias que aparecen en la pantalla tras intentar plasmar lo que tengo adentro.
Por fin, siento que después de muchos días, puedo decir con todo gusto: ME MUERO DE SUEÑO!
Por fin digo casi sintiendo cada palabra, hasta mañana...


 Ahora que mis alas estan cansadas de intentar.
No les queda más que descansar.
Por eso doblo mis brazos, escondo mis plumas y entierro mi pico.
El insomnio ha llegado a su fin.
Solo espero soñar eso que tantas veces ruego.
Y estoy segura, tú lo sabes.

21.11.10

Un cuento de princesas

Hace mucho tiempo una princesa vivía en un mágico castillo de colores, sueños e ilusiones.

Su padre, el Rey, construyó el mundo perfecto para ella.
Tan perfecto que de vez en cuando se preguntaba si sería real o solo uno de los truculentos encantos del inmenso poder del amor.
Tan perfecto que no había lugar para los crueles, menos para los miserables de alma. Ni que decir para los rencorosos del amar.
Tan perfecto que olvidó dejar a la mano ese "manual en caso de crisis" para orientar ante cualquier arrebato o envidia burlesca que naciera a las afueras del disfrazado castillo soñado.
Tan perfecto que un "buen / mal" día se daría cuenta que ese hermoso paisaje que veía a través de su ventana no era más que lo que el corazón de su sabio padre proyectaba a los ojos de su pequeña princesa.

Lástima que ese tipo de edificaciones sean un tanto engañosas.
Y cuando menos uno se lo espera, un ventarrón de malicia y desamor que viaja desde el fondo de un vacío corazón, trae al suelo lo que con tanto amor un padre a su hija regaló.

Pero a veces es necesario sentir el golpe
para conocer lo verdadero.
Y solo asi por fin,
tal vez...
dejar morir la ilusión.

20.11.10

10 para mí

Pensé que me despertaría a las 11:00 am. Al menos ´días antes moría porque así fuera. Pero como siempre, las cosas pasan totalmente al revés cuando uno más espera. Bueno, no siempre, pero para las piñas como yo, sí.

Abri los ojos a las 8:20 am con la "tiernita" llamada de Lalo. No es que no quiera que me llame, es más, AMO despertarme con su voz y AMO que sea lo último que escuche antes de dormir. Será aun mejor cuando sea lo último que vea y escuche y lo primero de mis días. Pero hoy, solo hoy quería relajar mi humanidad al menos unas horitas extras. Y no se pudo. Lo peor es que él después de la llamada siguió durmiendo, y a mí se me activaron las mil alertas internas de pendientes. Entre pagos adelantados, compras frustadas por falta de tiempo (nuevamente frustradas el día de hoy) y mucho más.

Cuando esas fastidiosas alertas retumbaban en mi cerebelo como con amplificadores maximizados, misma loca dije NO. He tenido una semana del demonio peludo por cosas de la oficina, del corazón y de la cabecita y puedo siquiera regalarme unos cuantos minutos a dejar mi mente en blanco, otra vez. Hace mucho que no lo hago después de todo.

Cuáles eran esas frases típicas que me dirías tú en estos momentos donde los nervios sobran y lamentablemente no se pueden regalar. O sea, no son como abrazos o caricias, son nervios.
Busqué en miles de cajoncitos metidos en más cajones y encontré las 10 frases que aun suenan tan vivas, con tanto color, y calor, que me sacaron una de esas sonrisas que se sienten hasta el alma.

Las frases que me dirías en momentos no tan comunes como éste, en el que todo se junta son las siguientes:
1. Mamita, no hagas caso. Tú solo sigue siendo como eres. Por algo te pareces a mí no?
2. Haz como yo hijita. Mañana quédate en pijama y duerme todo el día (cosa que jamás cumplías aunque las ganas sean enormes).
3. Si lloras, me estarías sacando a mí esas lagrimas. Y tu no quieres llore no?
4. Uy qué mejor momento para un dulce!
5. No puedo creer que pienses así mamita. Tú eres una profesional!!! (a veces esto me hacía gracia aunque para ti fuera más que serio)
6. Vamos al cine?
7. Como quisiera ponerte la mano en tu cabecita y saber lo que hay dentro. Así te ayudaría aunque no quieras contarme qué te pasa.
8. La vida es difícil, pero de qué serviría vivirla si se tiene un manual.
9. Nada de lo que te pase es casual. Todo tiene un porque y tiene que ser positivo porque a las personas buenas, aunque sufran a veces, solo le pasan cosas buenas.
10. En el mundo lo más importante para mí son mis hijos. Confío en ti y sé que vas a salir adelante, aunque creas que no estoy a tu lado. Te quiero mucho.

Y después de una lágrima secada por un tímido dedo, cierro el cajón.
Me levanto y empiezo un día con los mejores consejos del mundo.

19.11.10

Ovillo de problemas

Quisiera entregarte este ovillo de problemas que llevo bajo el brazo.
Tal vez esté un poco pesado, pero te prometo que en tus manos lo sentirás más ligero.
No es un ovillo de lana, y tampoco de hilo fino.
Está hilvanado con el punto más fino de preocupaciones que invaden el mar de ideas que fluyen por la corriente de mis venas. Que se cuelan por rendijas casi invisibles y tratan de arrasar con todo.

Tómalo en tus manos y verás como me lo devuelves sin imperfecciones y fallas de "mi fábrica". Y bueno, este no es un ovillo bonito. Tampoco uniforme. Tiene unas cuantas roturas en algunos lugares, suciedades y asperezas por zonas, mordisqueado por otras, y hasta puede que no tenga principio ni final. Puede que esté maltrecho, y por lo mismo es muy delicado.

Quisiera depositarlo en tus manos - aunque sea en una de esas noches que cierro los ojos y te hablo - y dejar que lo resuelvas todo a tu manera.
Esta vez sin quejas, sin caras largas, sin ningún tipo de contradicción.
Simplemente con un gracias.
Un te quiero.
Y un gran deseo de que esta sensación de angustia, ansiedad, y bajos ánimos, encuentre pronto su fuente de poder.

Y por fin deje de estar sintiendo que "algo malo" tiene que pasar.

Si ese ovillo, encuentra un orden... nada malo sucederá.
Por que en tus manos, todo es seguridad.
Al menos así era durante los 24 años que me enseñaste a vivir.

18.11.10

Peor que las verdades que duelen

Es cierto cuando alguien dice que las verdades duelen. Pero más duele una mentira, una calumnia o un invento loco de aquellos que te hacen arrugar la cara y decir ¿que?.

Algo parecido me pasó hoy cuando llegué del trabajo...
Estos días la oficina está simplemente "atorada" de trabajo y faltan manos. Yo llego temprano, para evitar el maldito tráfico y empiezo prácticamente a la par que canta el gallo de Navarrete. Con mi fiel botellita de Yogurt, el mismo que me comprabas tú desde hace años para llevarme en la "lonchera" me entrego totalmente a mi famosísimo Outlook que me espera con los 140 correos que leí de a pocos en mi BlackBerry. Digo "de a pocos" porque ya es una locura vivir con el bendito aparato pegado a las manos. La verdad, si yo fuera Lalo, lo agarro y lo tiro contra la pared hasta escuchar que se haga pedacitos minúsculos cayendo al suelo uno detrás del otro como si estuvieran imitando una lluvia un tanto extraña.

Después de casi 9 horas sin despegarme de la silla, a veces me "acuerdo" y pienso "oye no he ido a hacer pichi en todo el día", qué desastre, debo enfrentarme al infernal, endemoniado, maldito y todos los sinónimos que puedan expresar el mismo odio que siento hacia el tráfico de Lima. Lo enfrento y llego a mi casa a los 40 minutos si tengo suerte. Y obviamente, llego con el cerebro un poco calcinado, el hígado reventado, y con ganas de mandar a la mismísima hasta al señor que me cuida el carro.

Pero el punto no es contarte sobre mi cantidad exhorbitante de trabajo, sino sobre las verdades que duelen y las mentiras que lo hacen aun más.

Lo que al menos espero al llegar a mi casa es que mi Bruno precioso me reciba como siempre lo hace. Saltando y aullando como diciéndome que esa es su mejor hora del día, cuando me ve llegar. Seguidamente, me tiro a la cama de mi mami y trato de cerrar los ojos aunque sea por media hora antes de que empiece la famosísima novela "que Lalo NO ve", por algo trata de llegar siempre a las 8:30 pm, porque NO VE la novela. Y ya cuando por fin creo haber encontrado a la nieta de la tan anhelada "paz", empiezan las preguntas tipo: qué tienes? por qué ya no hablas? por qué contestas mal a todo? por qué pones esa cara? por qué duermes? por qué estás cansada? POR QUÉ... POR QUÉ... POR QUÉ
Es ahí cuando todo se vuelve difuso y pierdo el control... simplemente contesto con hígado.

No es entendible, que llegue de mal humor después de un largo día?
No es entendible que odie la tos asquerosa que tengo hace semanas?
No es entendible que quiera tocer como camionero y ni las paredes me dejan hacerlo?
No es entendible que la gente que vive conmigo se de cuenta cuando algo me molesta?
No es entendible que pueda estar pasando por días difíciles donde nada me sale como espero?
No es entendible que a veces una simplemente no se sienta con ánimos de nada? ni de hablar?

Por supuesto que sí! Pero cuando te dicen "últimamente estás llegando de un humor tal que no provoca ni hablarte" y sientes que la sangre está por hervir, es verdad.
Estoy insoportable y me duele reconocerlo.

Pero lo que más me dolió hoy, no es solo que me dijeran prácticamente que me encierre en un closet y que pase la pepa con harta agua. Sino que aquellas frases cayeron como dardos oxidados en un campo a herida abierta. Y es que decirme "no es la primera vez que contestas mal, a tu papá siempre le contestabas y él regresaba con la cabeza gacha" no es cosa de juego.

Con eso sí tocaron fondo. Y lo que más me duele es la sensación de angustia al pensar si realmente pasó alguna vez. Si es que algun día te contesté tan feo que agachaste la cabeza y caminaste hacia el otro lado.
Me invade la duda. Y me afecta aun más.

Por eso, prefiero las verdades que duelen, a las mentiras que matan.

17.11.10

Frívola!

Hoy envidié la vida de muchos.
Frivolidad sin resentimientos, trivialidades en general.

Envidié los días de los que trabajan sin necesidad de hacerlo. De los que manejan como si flotaran en el aire, sin percatarse de lo que pase de la ventana hacia afuera. ¿Cómo es que yo manejo tan alterada y no logro controlarme aunque años practicando el tema?

Envidié la suerte de los que no solo "tienen", sino de los que "quieren" y lo consiguen con solo tronar los dedos por más tonto y sencillo que parezca. De todos los que cuentan a sus amigos en una lista a doble cara y sin dejar espacios en blanco.

Envidié la facilidad para encantar serpientes y hacerse famosos por su veneno sin antídoto. De los que al cerrar los ojos desean con tanta fuerza algo que se despiertan sintiendo que algo les falta.

Envidié las familias completas. Con un papá a la cabeza y una gran descendencia debajo de él. Esas ganas pegajosas de salir corriendo a abrazar al primero que aparezca en la fila para recoger a los niños.

Envidié... el hecho de pensar el los videos de cada uno de sus matrimonios. EL vestido, EL baile, EL local para recepción. Pero no envidié más envidié a su acompañante al altar.

Envidié a los nietos que conocen abuelos que fueron heroes, y a los heroes que se sienten dichosos por un nieto más en sus brazos.

Envidié a todos aquellos que verán a sus papás hacerse viejitos. Y ser ellos quienes vigilen sus noches y los acmpañen de día.

Envidié todo lo que no tendré nunca, pero entendí que nunca el mundo será rosado mientras exista lo negro.
Entendí que aquello que envidio, alimenta y envenena.
Y mata, pero dejándote vivir.

16.11.10

Merecido!!!

Desde la noche anterior había deseado tanto que se haga de día, que simplemente mis ojos no querían permanecer cerrados. Buscaban distraerse con lo que sea solo para estar abiertos de par en par como 2 faroles en la oscuridad. El clásico, "¿¿¿qué hora será???" seguido de una breve miradita de reloj y un silencioso pero agestado "¿¿¿que???" me hicieron entender que mientras más quisiera que se haga de día, más lento pasarían las horas. Esa fue la primera vez que contar ovejas me llevó a crear historias interminables que solo me hacían pensar en la falta de creatividad que tenía a mi corta edad.

Cuando finalmente logré dormir, ya cantaban los gallos. Salté de mi cama y me invadió una especie de angustia que más se parecía a la desesperante ansiedad. Recuerdo que solo quería cargar a Jerry con su correa roja y treparme a tu carro cuidando que sus uñitas no arañaran tu juguete "nuevo" para emprender el viaje al lugar sonreia desde que pasabas por la puerta de entrada.

Sentía cómo mi corazón latía más y más rápido. No solo iba a conocer otro de los lugares donde pasabas la mayor parte del día, sino que daría con la respuesta al por qué de tu alias. Pues no faltaba un día en que nos cruzaramos con uno de tus amigos, que los tenías hasta debajo de las piedras (como una vez me dijeron a mí) y te saludaran con un cariñoso "Hooooola Polvorita!!! Y ella quien es??? Polvorita 2! Igualita a ti compadre!".

Pero... por qué Polvorita??? Tal vez por la granada que tenias guardada en tu cajón, o por lo fosforito que eras cada vez que te picabas, o simplemente porque eras más sapo que Macarena. Creo que la respuesta fue todas las anteriores más 1. Tu pasión por los EXPLOSIVOS. Siempre cuidadoso y meticuloso, pero fiel a los detonadores, y desactivadores de bombas.

Bajamos del carro y un gran jardín, lleno de flores me dio la bienvenida. Fotos de militares, frases alentadoras y grandes misiles colocados en pedestales decoraban tu más reciente centro de trabajo. Recorrí cada una de las fotos y los nombres debajo de ellas con el dedo índice apuntandolas como si fueran las acusadas de un crímen. Cuando llego al final... "Papi, aquí falta tu foto y los años que trabajaste en este lugar. Por qué no la veo?" algo molesta dejé salir ese lado celosón al pensar que no te habían reconocido como comando en tus años. No podía ser cierto.

Salimos al jardín y Jerry corría como liebre en el bosque y yo feliz te perseguía cual sombra. Hasta pude ver la máquina de explosivos que mandaste a traer con tanto empeño desde Rusia. Todos estaban felices con esa gestión tuya. Luego, fuimos al polígono de tiro, donde recuerdo que me dijiste "en unos años más te traigo de nuevo y jugamos a disparar ya?" sonaba tan divertido que no podía esperar.

Me quedé parada en ese verde jardín imaginando todo lo que pasaría más adelante. Y, sin duda, sucedió como lo prometiste, pero sin lograr mantener la costumbre de las visitas al Polígono.
Estaba parada en ese gran espacio verde tan lleno de vida donde pasabas tus días, trabajando, haciendo bromas, pendiente de mi mami a la distancia y por teléfono, pensando en nosotros.
Estaba parada en ese verde jardín, que 15 años después me volvería a recibir con el mismo paisaje y el mismo olor divertido que me enseñaste algún día.
Estaba parada en ese jardín que hoy te rinde honores llevando tu nombre en sus paredes. Acompañado de una placa que hasta hoy no encuentra competencia para sacarme sonrisa más grande que la que llevo hace días en el rostro.

Como 15 años atrás, hace unos días no dormí pensando en el mañana.
No porque quisiera que llegue, sino porque es difícil ver lo importante que fuiste no solo para nosotros, sino para todos los que tuvieron la oportunidad de conocerte.

Merecido reconocimiento General Alarcón...
Merecido!



11.11.10

Si te hubiera prestado atención...

Tal vez no supe reconocer lo que tantas veces me dijiste. Luego me lo repitieron mis hermanas y ahora se imprime con sangre en mi corazón y dejándolo con ganas de llorar un poco más...
Al final... los únicos que siempre estarán a tu lado, son las personas de tu familia. Pase lo que pase...

Y lo mejor, es que no es necesario dar explicaciones, pedir perdones ni usar la mentira para justificar errores.
Ellos lo perdonan todo aun así no lo pidas.
Incluso si nisiquiera lo reconoces.

Espero que me perdones por haberte respondido con un grotesco "ay no, que aburrido" emitido desde la mal humorada estación de mi interior.
Y, aunque no te lo haya dicho cuando volviste, me hubiera gustado ir con ustedes. Pero soy tan orgullosa que pretendí hacerte creer que mis planes de viernes eran "mejores".
Mi amargo sabor a soledad hacía que me olvidara de esas lindas noches en las que íbamos al cine y te peleabas conmigo por la canchita.  También de esas noches hasta tarde en la casa de mi tía Mary, en las que con engaños, esperabas que me durmiera para "depositarme" como un paquetito en el asiento de atrás para camino a la casa.

Ahora, sé que mi respuesta hubiera sido distinta si desde antes me enseñaban el verdadero significado del amor y la amistad. La legítima confianza y la profunda admiración... Que nunca se deben perder los amigos.

"No quieres ir con nosotros hijita? Va a estar bien bonito y ahí puedes bailar y tomarte un traguito o podemos pedirnos algo rico de comer. No quieres? A parte es por Barranco, tal vez estén tus amigos."

"Sabes... nada me haría más feliz que ir contigo. Eres el mejor amigo del mundo y me haría my feliz acompañarte y que me vean contigo en Barranco o donde sea."
Hubiera sido la mejor respuesta de mi vida...


Pero no pude decirlo.
Tampoco tuve otra oportunidad luego.
Al día siguiente, volarías tan alto que no podrías regresar.
Y no nos avisaste...

10.11.10

Olas y gritos

Tenía los ojos clavados en esos miles de millones de microscópicos puntos marrones mezclados con algo de negro. Habían pasado ya 15 minutos desde que bajó del carro y caminó directo a esa inmensa masa de agua fría. Casi tan fría con el mismo hielo alojado en su corazón hacía ya unos días. 
Caminó sin rumbo.
No quería tenerlo claro.
Iría caminando hasta cuando sus pies decidan parar. Esta vez, ellos tendrían el control sobre su mente.
Simplemente caminó y caminó a paso muy lento.
Sus pies parecían dialogar el uno con el otro. Seguían un patrón. Prometieron andar sin preguntar, hasta donde los lleve el viento.

Guiada por el sonido de las olas y de las gaviotas que tristes volaban sobre una playa desierta que parecía pedir a gritos un poco de sol, siente un fuerte golpe detrás de ella. Sus pies se detienen y da media vuelta. La peña que había dejado atrás ahora tenía caídas de agua naturales y poco formadas. La consecuencia de ese choque entre el mar y la roca le sonaron tan duro como lo que estaba viviendo en ese preciso momento. Miró fijamente la peña. Esa peña en donde tantos momentos se hicieron inmortales y quedaron grabados en sus deformes paredes rocosas.

El fuerte golpe resonó en su mente una vez más. Esta vez como un llamado. Giró por completo entonces como dirigida por cuatro hilos imaginarios que conocían sus deseos tanto o más que ella misma. Se dio la vuelta hasta quedar totalmente frente al gan peñaco que aun dejaba caer grandes chorros de agua. Un golpe más y ya había emprendido el camino hacia allá. No deseaba más que sentir ese fuerte golpe un poco más cerca. Era la salida perfecta. La excusa ideal para dejar salir ese reo que oprimía su corazón sun dejarlo latir. Sin dejarlo vivir. Deseando que poco a poco deje de existir.
  
Las olas golpeaban con más fuerza mientras ella se acercaba.
"Vete de aquí" parecía decirle el mar, "el cielo está gris y estoy alterado, vuelve otro día" escuchaba en su interior mientras el viento soplaba más fuerte. 
El sonido de las olas, más intenso ahora, apresuraba sus pasos y sus zapatos ahora parecían hundirse en la fina arena de setiembre. El andar se hacía entonces más lento y fastidioso.. pero ella debía llegar.
Muy cerca, con la brisa del mar casi mojándole el rostro, dobló las rodillas y cayó al suelo. Bajó los brazos e introdujo sus manos en fría arena. Contuvo la respiración triturando con los dedos cada particula de arena que sentía correr por ellos.  
Su mirada, se nubló derepente. Ya no era un gris paisaje típico clásico para cuadro de pintura, sino una imagen un poco borrosa. Fue en ese momento que entendió que el mar había alcanzado sus ojos.
Tomó aire profundamente, cerro los puños con una fuerza descomunal y un fuerte golpe de mar en las rocas se fusionó con el grito más desahogador que jamás podrá ser descrito.

Una parte de ella se había esfumado para siempre.
Casi tan rápido como ese pequeño momento que viven las olas al chocar con grandes peñas.
... llegan, golpean con fuerza, y se van...
Llevándoselo todo...

9.11.10

La miro

La luz que se colaba entre las persianas, caía sobre ella de forma armoniosa. Las sombras de un tímido sol encubierto por algunas nubes traviesas dibujaba su silueta debajo de las sábanas. Todo indicaba que la noche había llegado a su fin.

El bulto sobre la cama pareció tener ganas de incorporarse y ponerse en pie. Pero falló el primer intento. No, ya no estaba dormida. Tampoco tenía ganas de seguir hundida. Pero algo la mantenía ahí. Sin ganas de levantarse.

Envuelta como un capullo hasta el cuello, adornando su cabeza con unas cuantas almohadas y dejando solo un pequeño huequecito para que sus ojos puedan ver el amanecer, ella miró sus manos.
El rosario que la acompaña día y noche entre sus dedos era fiel. Aunque tal vez en la oscuridad de las frías madrugadas desapareciera solo por unos segundos, no tardaba mucho en encontrar el camino de regreso a sus manos. Puede que ese sea el único objeto que le ayude a hacer las pases con las noches y que éstas le concedan algunas horas de sueño, no tan profundo para no confurndirlo. Ni tan ligero para desaprovecharlo.

Yo.
La miro del otro lado.
Trato de no hacer bulla para no distraer sus oraciones.
Solo la miro y trato de leer su mente.
Trato de imaginar con quién habla y qué es lo que con tanta fe pide al cielo.
La miro y me doy cuenta que su rostro ya no es el de alguien triste.
 Tampoco el de un suicida que busca un débil que acabe con su dolor. Menos el de una persona infeliz.
Es mas bien el rostro resignado de una persona que amó con el corazón. 

La miro, y la admiro.
Porque sinceramente, mientras ella pide al cielo, yo pienso qué es lo que haría en su lugar.
Luego desespero...
Y la admiro cada vez más.

7.11.10

Punzantes y decadentes


Por fin aprendí a sabotear lo que irónicamente creí como "correcto".

Esos constantes sabotajes me presentaron a los peligrosos y tan odiados pensamientos destructivos...
Latentes...
Punzantes...
Palpitantes...
Irritantes...

Pero decadentes...
Tan decadentes que casi ni se sienten...

Desaparecerán poco a poco con el tiempo.
Serán desplazados por la confianza y la tan buscada resignación. A quien nadie encuentra cuando la necesita.
Las preguntas cesarán y mis ganas de saber en qué pensarías en ese preciso momento, se irán con ellas.

Desaparecerán, pero las ganas de volvernos a ver crecerán.
Y ese día... la última pregunta de mi libro..
También desaparecerá.

6.11.10

Así como así

Sigo pensando que un día me despertaré con el sonido de la licuadora a lo lejos y el cielo aun oscuro...

Incluso puedo oler el gran vaso de jugo mañanero en mi mesita de noche. Ese que tú mismo preparabas y te encargabas de que sea lo primero que vieran mis ojos al abrirse de par en par. Siempre en mi mesita.
Puedo sentir tus pasos apurados, alejándose de mi cuarto.
Pasos que tratan de ser silenciosos y se mezclan luego con el sonido del agua que corre, la espuma que termina en tu barba, el raspado de la cuchilla y el soplido típico que le dabas para finalizar tu ritual.
Siento tus cajones a lo lejos. Buscando tus medias supongo. Me tapo hasta la cabeza y ruedo hacia el otro lado de la cama. Aun no quiero despertarme. Pero el "klach" de tu maletín me decía que ya era hora.
En solo unos minutos saldrías a trabajar y, por ende, yo me tendría que empezar a alistar.
Nuevamente siento tus pasos. Esta vez ya no tan silenciosos. Sino cada vez más y más fuertes, próximos, cercanos. Casi vecinos. Pasos que se convierten en un tierno besito en la frente, acompañado de un "Chau hijita cuidate. Te quiero mucho ya?".

Creo que nunca terminaré de entender esto.
Es difícil entender que así como así, un día te dejé de escuchar.
A veces mi sonrisa se dibuja como si tuviera vida propia.
Generalmente me pasa cuando descubro a mi mente engañándola.
Pues, le hace creer cosas imposibles.
Por supuesto!
Sería excelente que estés de viaje, o en una misión super secreta.
Ahí... en ese momento...
Sale la sonrisa.

Es uno de los enigmas más jodidos de la vida.
El enigma que me enseñó lo que ahora profeso...

4.11.10

Como tú

Hoy me di cuenta que cada vez me parezco más a ti. Aunque no me alcanzarían los años para ser tan grande como tú.

Gracias por hacerme débil,
porque aprendí que volviéndome fuerte, cuidaría mucho mis espaldas.
Para no girar la cabeza y ya no mirar atrás.

Gracias por hacerme débil,
porque si no lo hubiera sido, mi mundo no tendría tanto color.
Dicen que cada lágrima pinta un capítulo.

Gracias por hacerme débil,
porque solo así pude conocer lo que significa tener un objetivo de vida bien definido.
Y logré sentirme orgullosa al decir "no es lo peor".

Gracias por hacerme débil,
y ahora poder compararme contigo.
Pues...
Si conocí lo que significa ser débil,
y tuve que chocarme hasta con las piedras que yo misma puse en mi camino,
me enseñaste a ser fuerte.
A pesar de que ya no estés conmigo.

Después de ESTO, que venga lo que sea.
A mí... ya nada me tumba.
"Por peores cosas he pasado... y no me he muerto".

Pero repito...
Aun me falta mucho para llegar a ser tan grande como tú.

3.11.10

Una buena noticia!

Ahora entiendo por qué me decías que no había mejor manera de empezar un día cualquiera, que con una buena noticia.
Pero BUENA.
No solo "buena".
Sino buena de verdad.

Cuando todo parece simplemente seguir el curso de las manesillas del reloj...
cuando todo es rutinario...
casi robótico...
lento...
pausado...
... es cuando más ganas tiene el alma de recibir algo bueno. Algo que la haga sacudirse y decir "esto es buenísimo".

Un día gris, opaco, que parece no tener vida, puede mejorar solo con una frase. Una frase que te de ganas de saltar hasta el cielo, correr hasta la costa verde y meterte al mar. Si quieres calato. Todo funciona perfecto a partir de ese momento. Desde que esa dosis de esperanza ingresa (en estado imaginario) directamente a tus venas.

Puedes escuchar desde un común y corriente: "hoy pagan!!!" (en la oficina) y ser un poco menos misio.
O también un tierno: "hijita, me metí a clases de computación para chatear con tus tías!" (en la casa) que hace que se me infle el pecho y derrame una lágrima.
Tal vez un: "eres tan buena que la gente a veces puede agarrarte de cojuda" (en los buenos y verdaderos amigos) que primero te cae como cachetadón pero después te saca una sonrisa, pues alguien te dijo que eras buena.
O un potente: "los resultaron salieron negativos" (en la familia) aunque todos pensaran superficialmente que así sería.
Incluso un simple: "nos casamos en menos de un año" (en mi corazón) que me pone un poco nerviosa y estresada, pero con maripositas en el estómago.

Pero en este caso...
La mejor noticia que recibí hoy, y estoy segura que me durará por mucho tiempo, es algo que no esperaba.
Una noticia que no solo me llena de orgullo, sino que me hace sentir más y más dichosa por haber tenido al mejor papá del mundo.
Una noticia que aunque mi mundo pueda estar de cabeza en el momento de recibirla, se encargó de darle mil vueltas más, pero de felicidad.
Una noticia que llenará de alegría a más de una persona. No solo a  mí.

... y es que no todos los días recibes la noticia de que van a inaugurar una canchita de Futbol en honor a alguien conocido.

Una canchita dedicada al General Alarcón.
Al mejor hombre, jefe y amigo del mundo...

Una canchita que llevará tu nombre. 

2.11.10

A través de mis dedos

Paradise

¿Porqué será que los ciegos caminan con una mano estirada hacia adelante?
Creo que encontré la respuesta a esa pregunta hace unos días.
Días de reflexión y rápidas miradas interiores.
Días que no pasan en vano y marcan la piel casi como un tatuaje.

Ellos estiran una de sus manos, o ambas al caminar.
Al hacerlo pueden sentir, y tal vez logran algo más en su interior.
Algo más que simplemente sentir.
Ellos logran ver a través de sus manos.

Tal vez alguien les dijo que haciéndolo, podrían "ver" a través de sus dedos.
Sentir con ellos lo que es invisible a sus ojos.
Tal vez les dijeron que de esta manera podrían conocer.
Podrían imaginar rostros.
También podrían tal vez pensar que encontrarían a Dios a través de sus dedos.
Por eso lo buscan en todas partes a donde van.
Por donde sea que pases.
Siempre con las manos hacia adeltante.

Ahora,
solo tal vez,
pueda intentar hacerlo yo.
Puede que, por alguna extraña razón,
esta pregunta haya surgido en mi mente por ti.

¿Será que puedo ver lo invisible si aprendo de ellos?
¿Podré encontrarte si le doy un poco más de importancia a lo que me rodea?
...A todo eso que es invisible a los ojos pero no a mis manos?

Entonces empezaré a buscarte...
a través de mis dedos...
y cuando te encuentre...
podré decirte todo lo que siento...
Incluso todos los secretos que están en mi corazón.

1.11.10

El color perfecto

Empezando el mes se me ocurrió darle vida a un nuevo color.
Un color que tal vez defina perfectamente mi estado de ánimo cuando pienso en ti.
Es el color perfecto para pintar un sueño.
Un color que habla un solo idioma en todo el mundo.
No tiene tonalidades ni características principales.
Creo que es un color que aun no se define como tal.
No muchos lo conocen, pero yo lo puedo imaginar si cierro mis ojos.
Estoy segura que tú sabes de qué color hablo.
Del color del paraiso.
El mejor color para creer.
Para sentir.
Para recordar.
Para morir y luego vivir.

El heroe de mi vida