Hace unos minutitos sentí algo así como un temblor. Digo algo así porque al principio quise pensar que no era nada. Miré a mi alrededor y al ver las caras de mis nuevos compañeros de oficina no pude hacer nada más que dar vueltas sobre mi lugar con la mano de arriba abajo haciendo la mueca de (uy uy uy). Respiré un poco, miré la oficina de mi jefa (quien también le tiene temor a esos malditos de los temblores) y al verla salir diciendo luego de un zamacón más fuerte: ahora sí vamos! directito detrás de ella me fui.
Dónde estaban esas escaleras! Tengo recién una semana en esta oficina y aun no me acostumbro a la nueva "logística" pero todo llega a su momento. Y hoy, llegó el momento de hacer un alto, ver las señales de escape, correr, y llegar hasta el piso 1 desde el 12. Al final, felizmente respiré profundo al pisar suelo y al ver a tantos locos como yo a las afueras esperando alguna "réplica".
Vi mi celular aun sin mucha señal y los mensajes, twits, taggeadas en facebook y demás palabras que no entenderías si estuvieras aquí, no paraban de llegar. Algunos preocupados, otros burlones, pero todos en buena honda querían solo saber si estaba bien. Creo que ya se me hizo costumbre eso de llegar a un nuevo trabajo y que la bienvenida me la de nada más y nada menos que un señor temblor. Como el del terremoto de Ica que me dio la bienvenida en McDonald's y me colgué del cuello de la Gerente de Operaciones para cruzar Larco.
"¡Qué me diría mi papá si me hubiera visto bajar así las escaleras!" No dejaba de pensar en las mil oportunidades que tuviste para decirme que me cuidara porque tu mayor preocupación era que pase algo parecido estando fuera de la casa y yo sin documentos tirada en una esquina desmayada del miedo. Me lo repetías tanto que ahora ya hasta me da risa. Y además del miedo y del cansancio de bajar corriendo desde el piso 12 en taco 10 cogiéndome el palo de fierro y saltando de tres en tres como bombero llegué al suelo y pensé en ti. En lo feliz que debes estar desde allá arriba por mí y por lo que en este momento siente mi corazón a pesar del temblor.
Se va un mes lleno de ilusión, alegría y sueños por construir, pero comienza también uno cargado de sorpresas y momentos especiales. Se fue octubre, mes precioso lleno de amor, que aunque tenga aun un fin de semana más y un lunes por terminar ya está casi casi llegando al final. Se fue con lindas historias y fotos que enmarcar en mi gran pared de sueños, algunas lágrimas que salieron sin timidez se van con él también, pero sobre todo se va un mes que dejó en mi mente y mi corazón la mejor de todas las intenciones del mundo: vivir feliz.
Después de todo, octubre es el mes de los milagros... pero también de los temblores.