Cuando necesito pensar en algo bonito trato de poner mi mente en blanco y ver qué recuerdos van llegando. El matrimonio, los preparativos, risas, abrazos, muchos momentos en genera. Pero hoy, manejando hacia la oficina en uno de los semáforos más largos de la historia un avión cruzó de este a oeste la primavera.
Lo seguí con la mirada.
De grande a chiquito.
De izquierda hacia la derecha.
Con ese ruido que lo caracteriza.
Un avión que me llevó muchos años atrás para recordar una historia que recién conocí hace poco. Una de esas historias que llegan cuando nadie las pide.
Ese tipo de historias que más se recuerdan.
Había pasado ya un tiempo desde que te fuiste. Esos días que pasan amargos y no se quieren volver a recordar por nada del mundo. Pero basta que un solo minuto te haga sonreír para que toda esa amargura de un recuerdo que daña pase al olvido. Al menos por ese mismo día.
Me acuerdo la historia, pero no de la persona que me la contó. Es raro. Puede haber sido un ángel. No lo sé. Pero conocí otra de tus historias que hicieron reír a más a de uno. Aunque renegar a otros tantos en un instante también.
El norte y sus encantos. Ese lugar tan tuyo. Tan nuestro. Siempre será sinónimo de "segundo hogar" cuando escucho a alguien mencionar "Chiclayo". Sinónimo de visitas semestrales o a veces anuales en familia. Lugar donde creciste y al cual volé junto con el avión que vi pasar para recordar aquella historia que escuché hace un tiempo.
Un día de sol, en el que uno de tus amigos decidió salir a cazar patos, coincidió con uno de tus vuelos de práctica. El amigo con escopeta en mano y chaleco típico de cazador con su gorrito en la cabeza, se escondía entre los matorrales para agarrar desprevenido a su presa.
Calladito...
Pasito a pasito se acercaba al lago.
Pudo ver a su objetivo con facilidad.
Calladito...
Apunto con el ojo derecho en la mira.
Y justo antes de jalar el gatillo.... pppprrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrRRRRRRR...
Un avión bajó casi casi besando el lago espantando a todos los patos que por ahí pasaban.
"ALARCÓOOOOOOOOOOOON" gritó con un poco de gracia en la voz.
Bueno, una broma es una broma.
Volvió tras sus pasos. Se quedó quieto unos minutos y esperó que sus presas salieran en busca de alimento nuevamente. Leyó un poco y cuando levantó la mirada vio de nuevo a su objetivo. Nadando coqueto levantando patita derecha, patita izquierda.
Se acercó lentamente, paso a paso.
Calladito...
A lo lejos se podía ver y escuchar la avioneta.
¿Se alejaba o se acercaba?
"No jodas Alarcón, otra vez?"
Levantó la escopeta y se la puso en el ojo.
Calladito se acercaba, paso a paso.
Calladito...
Cuando ya tenía el pato en la mira...
Dedo en el gatillo...
PPpppprrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrRRRRRRRRRR!!!
Nuevamente el avión bajó hasta casi besar el agua espantando a los patos.
"NO PUEDE SER!!! ALARCOOOOOOOOOOOOOOOON!!!!!!"
Escuché un claxon y levanté la mirada.
Sonriendo mientras veía el semáforo ya estaba en verde.
Era hora de seguir adelante.
Descubrí que en momentos como ese, donde quiero recordar algo que me haga sonreír, solo cierre los ojos y piense en ti. Los momentos amargos, largos o aburridos serán más llevaderos.
Como cuando ahuyentabas los patos que quería cazar tu amigo.