Lo que hay en un rincón de mi mente

Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...

23.1.15

Pensemos que sí

Por más que trato de pensar que todo sucede por una razón y que nada pasa en vano, me cuesta aceptarlo. No porque todo esté saliendo mal ni mucho menos solo que a veces, cuando me pregunto por qué, no llegan respuestas a mi cabeza. Y eso me frustra.


Es cierto que me encuentro en la mejor etapa de mi vida en lo familiar, pedí tener un hijo y me mandaron dos! Una gran responsabilidad sin duda, pero también la felicidad más pura y grande que pude haber sentido jamás. 

Siento que estamos completos y bendecidos. Por eso siempre doy gracias una y otra vez a la vida misma y a ese ser supremo que todo lo ve y todo lo puede. No me cansaré de hacerlo todos los días de mi vida, y tampoco de rogar por su bendición. 

Pero así como todas las monedas tienen dos caras, toda historia tiene dos polos (uno positivo y otro negativo). 

Hace dos meses me quedé sin trabajo, a solo unos meses de haber dado a luz a mis mellizos. Confieso que entré en pánico en ese preciso momento en el que me dijeron que no me renovarían contrato. Hay razones; decidieron cambiar la estructura de la empresa y mi perfil ya no encajaba. Reclamar? Qué reclamaría si todo ya estaba claro. Denunciar? Es totalmente válido prescindir de una persona cuando acaba su contrato. Y además, no perdería el tiempo haciéndolo. Trabajé casi 3 años ahí y creo que no sería muy sano para mi paz mental y el desgaste físico y emocional enorme que tendría durante un tiempo. Miles de preguntas surgían día tras otro en mi cabeza pero no había tiempo que perder, me puse a enviar mi CV, a desempolvar contactos y a suscribirme en todas las bolsas laborales posibles. Pero el mes jugaba en mi contra, las empresas no suelen contactar a nadie en diciembre. Había que armarme de paciencia. Nada más que eso.

En fin, creo que nada se compara al privilegio de estar junto a mis hijos en sus primeros meses de vida. Dios proveerá, es mi lema. Quiero confiar y creer con los ojos cerrados que todo esto está pasando porque algo mejor, algo superior a lo que creo capaz de suceder, está en camino. Y cuando me cuesta creerlo, solo pienso en cómo me sentía cuando quería tener bebitos y aún no me daban esa gran oportunidad de ser madre. Y ahora? Tengo dos hijos, y yo aún no me lo termino de creer. 

Algo bueno viene, estoy segura de ello!

El heroe de mi vida