Lo que hay en un rincón de mi mente

Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...

31.3.11

Correr o caminar

Siento que se me acaba el tiempo y no sé para qué.
Como si estuviera en una carrera contra el reloj.
A pesar de tener varios proyectos en la carrera, no es eso.
Esos proyectos me llenan de vida.
Y de aftas en la boca por el estrés.
Pero son proyectos que me ilusionan en el fondo.
Son bullets en mi vida que debo visar en este tiempo.
Ante que llegue Octubre.
O después incluso.
Pero no es ese el punto por el que corro.
Corro por ansiedad.
Por impaciencia y desesperación.
Corro mirando al suelo cuando debería mirar al frente.
Para no tropezar aunque sepa que luego podré levantarme.
Corro porque me creo intranquila.
Cuando así deberían estar quienes realmente lo merecen.
Quiero caminar en lugar de correr.
Dejar de luchar con el tiempo cuando este ni siquiera está en contra.
Quiero dejar correr solo las manesillas del reloj.
Ya no mis piernas.
Solo las manesillas.
No quiero estallar como el Big Bang cada vez que algo me irrita.
Eso me aleja de lo que realmente soy.
De los que me quieren con el alma.
Y ese no es mi objetivo.
Corro porque no quiero pensar en lo que veré si camino.
Porque la vida a veces va a otro ritmo.
No al mío.
Corro para que los que me adelantan no estén solos.
Y miro atrás para ayudar a los que vienen.
Pero qué si me canso y decido caminar.
Qué si prefiero ser cauta y avanzar al ritmo de la corriente.
Porque después de todo...
a dónde se van las horas que pasan y se llevan un poco de mí.
A dónde va ese tiempo invertido si al final todo termina en llanto.
No digo que así tenga que ser siempre,
pero últimamente así resulta.
Risas,
juegos,
bromas,
planes,
emociones,
besos,
cosquillas,
palabras,
fotos,
y al final un soplido fuerte y se acabó.
Todo se derrumba tan rápido como se crea una sonrisa.
Pero ahora no quiero correr.
Quiero caminar ligero y a paso firme.
Confiada en que cuando venga el próximo nivel, lo pasaré sencillo.
Nivel finalizado = pendiente visado.
Ese es mi objetivo.
Mi meta ideal.
Tal como un día me enseñaste.
Tal como un día me dijiste que donde ponga la marca...
... se hace una historia.
Y una tan linda como un sueño.

30.3.11

Yellow Submarine

Hace unos días alguien me ayudó a recordarte como fuiste siempre. Esa era una de las razones por las que decidí escribirte casi a diario, para nunca olvidarme de un solo detalle de ti. De como fuiste mientras viviste a mi lado. Incluso antes de que yo naciera. Siempre fuiste así. Dándolo todo por tu familia. Así, también te recuerdan muchas personas que tal vez solo llegaron a conocer una pequeña parte de ti.

Es lindo leer las palabras de Lenya por ejemplo, que aunque me dijo que tal vez yo no me acordaba de ella, Lissy sí lo haría, y así fue. Se acordaba perfectamente de cuando iba a jugar a la casa. Su papi trabajó contigo muchos años y ellas estaban en la misma promoción del colegio. Leer su comentario me hizo sentir un poco mejor... al final no todo es como lo pensé... con Karina y Lissy fuiste incluso MÁS sobreprotector que conmigo. Como dice mi mami, yo los agarré ya cansados de criar hijos.

Me ayudó a recrear un momento en mi cabeza que ya luego constate con la realidad y no fue muy distinto que digamos. Era un día de paseo en el colegio y tú habías ido a trabajar como todos los días. La diferencia la puso el paseo al submarino que haría la promoción de Lissy. Obviamente, no la dejaste ir e inventaste cualquier malestar para justificar su falta en el famoso "memorándum". En tu oficina al encontrarte con el papá de Lenya como siempre, le preguntaste si él la había dejado ir, y él, al comentarte que no sabía mucho sobre el paseo, llamó tu atención de tal forma que empezaste a alarmarlo "innecesariamente" pero justa para ti. "Ese submarino se puede hundir, los niños agarran todo y qué pasa si activan algo que hace que el submarino se hunda a grandes profundidades o si al cruzar el puente se caen al agua y se golpean. Son niños!". En el segundo el papá de Lenya llamó a su mamá para "impedir" que vaya al paseo. Afortunadamente, como la misma Lenya dice, ellos ya estaban en el bus camino al submarino cuando el papá preocupado llamó.

Así eras tú. Siempre preocupado por los demás. Tanto pensabas en la gente que te rodeaba que dejabas pasar muchas cosas tuyas por pensar en mil personas a la vez. Por eso te operaron del hombro mucho tiempo después del que realmente debieron hacerlo, por ejemplo.

De esas tenga tantas, pero tantas historias que no sabría ni por dónde empezar a contarlas. Como cuando me esperabas en la puerta de los quinceañeros porque cuando me recogías aun no quería irme (misma cenicienta a las 12:00 era muy temprano pues) y me esperabas una media hora en el carro mientras yo seguía con mis amigas. También recuerdo las veces que a pesar de sentirte mal acompañabas a mi mami a donde sea, incluso a hacer las compras solo para que no vaya sola. Y las veces que con el puño cerrado te aguantabas el llanto en innumerables momentos duros por los que tuvimos que pasar.
Juntos.

Ese es el recuerdo más valioso que puedo tener.
Tu verdadera forma de ser.

Y aunque sea difícil aceptarlo a veces, le doy gracias al que está arriba contigo por dejarme vivir contigo los mejores años de mi vida, y no permitirme verte sufrir. Aunque de viejito, yo te hubiese cuidado tanto, como tú nos cuidaste siempre a nosotros.

29.3.11

¿Qué hacer?

Todo era tan perfecto que parecía un sueño. Por eso la famosa frase que solo se llega a entender con el pasar de los años: no todo en la vida es color de rosa. Y así como hay momentos lindos y dignos de querer enmarcarlos en cuadros de oro para tenerlos siempre presentes, también están esos ácidos momentos que te hacen decir: ojala que todo sea un mal sueño. Pero lo malo, es que jamás despiertas de él.

Hoy me desperté pensando que todo lo que me pasó ayer fue un sueño. Creí haber dormido tanto que viví casi dos días en uno solo. Pero no fue así. Abrí mi agenda y al ver que era martes entendí que solo es una de esas etapas en las que las decisiones que se tomen tienen que ser pensadas una y otra vez. Darle vueltas al mismo "y qué pasa si..." que aunque suene a puro miedo, es una pregunta que siempre te lleva a la respuesta correcta. No es que tenga miedo, lo que pasa es que no quiero equivocarme. No quiero arrepentirme de los pasos que yo misma decido. De los ladrillos que voy poniendo uno a uno. Ahora ya no estoy sola, sino tengo a mi lado a la persona que formará parte del resto de mi vida y también debo pensar y decidir por él. Por mí.

Vuelvo a decirte lo que tantas veces dije: ¿qué harías tú si estuvieras en mi lugar?. Tu respuesta sería "tirarme firme con el paracaídas bien abrochado y asegurado", pero no puedo tener tu valentía. No soy tan práctica como tú, que aunque a veces parecieras darle mil vueltas a un solo tema por más chiquito que sea como el sabor de helado que comprabas los domingos para el postre, al final siempre era sencillo para ti decidir. Como qué nombres ponernos a los 4 junto con mi mami, la fecha en la que te casarías, venirte a Lima sin tener miedo a vivir solo sin mis abuelitos, qué estudiar al salir del colegio, y ser el mejor piloto del mundo aunque sea solo para los ojos de tu hija.

Esas son decisiones que al final de cuentas son especiales y marcaron tus días. En mi caso, lo que debo responder no es tan especial como las decisiones que te digo. No es nada que no pueda remediar con tiempo, paciencia, y mucho buen humor. Las que tuviste que tomar marcaron cada uno de tus logros, de tus partidas y llegadas, de tus huellas en mi corazón y estoy segura que en muchos más. No solo el mío. Aunque estoy convencida que solo te arrepientes de una decisión, y eso es lo que me hace dudar y pensar que puedo arrepentirme de una movida. Eso es lo que me hace pensar antes de subir el escalón. Me hace temblar de solo pensar que tal vez querré retrocederlo en un tiempo.

Sí... estoy segura que si de algo te puedes arrepentir de las decisiones que tomaste durante tu vida, es de haberte ido a volar ese sábado sin escuchar lo mucho que te quiero.

... te necesito más de lo que algún día creí posible...
Ni en la más loca de mis pesadillas...

28.3.11

Se fue otro domingo, y ahora, lunes otra vez

Ayer me acordé de los domingos de hace algunos años... tú despertándote muy tempranito a sacar a Bruno. Te ponías tu casaca, esa que aun sigue colgada en el respaldar de la silla de cuarto. Como si aun esperara cada domingo por ti. Luego con un suavecito "ya Bruno tranquilo, te llevo a la calle pero no hagas bulla que vas a despertar a todos" bajaban juntos las escaleras y lo sacabas a pasear.

Afuera, cruzaban la pista para comprarme mi Perú21 como todos los días. Sabías que era tan adicta a los crucigramas que no podías dejar pasar un día sin ponerlo en mi mesa de noche para que sea lo primero que vieran mis ojos al abrirse cada mañana. Ahora, he retomado esa costumbre. La había dejado porque, la verdad, creo que se me hacía difícil llenarlos pensando que no fuiste tú el que me lo compró ese día. Pero como siempre, uno aprende a vivir diferente de vez en cuando. Cuando es necesario.

Después de esa caminata, cuando Bruno ya estuviera con la lengüita afuera por el calor y el cansancio de caminar, entraban a la casa y dejabas tu casaca en su mismo lugar. Subían las escaleras, él más rápido que tú como queriendo ganarte la carrera de ir a ver a mi mami, y ella hacía la pregunta que hasta hoy, la caracteriza cuando se trata de sacar a Bruno a la calle: "le limpiaste sus patas? sus bigotes? su poto y su pipi?". Hasta ahora lo hace. Solo que cambió el papel toalla mojadito por pañitos húmedos para potito de bebé. Según Lalo, mi pobre Brunito por eso se volvió "mariposón", como tú le decías de broma.

Pero lo que más recuerdo de esos domingos mañaneros, era tu jugo de papaya en la licuadora. El sonido de la máquina licuando los grandes trozos de papaya con naranja y demás fruta que le metías, a veces para experimentar, me despertaban pero no de golpe. Sino como un bonito empujoncito que me hacían entre abrir los ojos para decirme que ya era domingo por la mañana. El último día de descanso. El día que siempre querías quedarte en pijama todo el día, si era posible, viendo películas en tu cama. "Cuaaaaaando me moriré para descansar por fin", decías siempre que te dabas cuenta que había algo por hacer. Nunca creímos que eso tan loco que decías, podía hacerse realidad. Pero siempre te decíamos un molesto "qué hablas!" para que dejaras de hablar sonseras.

Nunca tomé esos jugos que preparabas cada domingo con puro corazón. No los probé porque sabes mejor que nadie como odio el olor a papaya. Sabes cómo siempre cuando te veía comer tus trozos de esa fruta tan olorosamente desagradable (nuevamente con el perdón de los papayeros) y me decías "prueba hijita" yo prácticamente desaparecía de la escena. Pero a pesar de eso, ahora mi mami los licua por ti. Y ahora, lo mejor de todo, es que me tomo todo el vaso que me sirve. No el jarro que tú tomabas, pero sí un vaso. Y así comenzaban los domingo hace un tiempo. Listos para empezar la semana los lunes como hoy. Llenos de energía por recordar todo lo que siempre hacías por nosotros. Esos detalles que llenan mi vida de esperanza y también de orgullo.

Los domingos pasan... tratamos de seguir tus pasos y tú por fin pasas un domingo descansando como tanto querías. Pero serían mejores domingos si los pasáramos juntos... de nuevo.

25.3.11

Aun con mi esencia

Aunque todo se vea peligroso y como un puente colgante con tablillas de menos,
Sé que al cruzarlo será tan grande mi confianza que sentiré que estás a mi lado.
Y cuando empiecen a llover las piedras y bolas de "fuego" aparentemente de la nada,
el escudo que protege mi andar no se hizo solo.
Sino con mucha paciencia,
corazón,
y un poco suerte tal vez.
Sé lo que merezco y también cuánto merezco,
y a pesar de los mil ojos donde clavan el iris clavan la daga
sé, que sea como sea, todo tiene que salir bien.
Aunque el cielo empiece a "llover" estalactitas
y aunque el desierto se vuelva arena movediza,
ese sentimiento de que "algo se viene" no puede ser más de un giro de vida.
Una vuelta y media al destino que tal vez creía ajeno.
Un destino que por ratos huele rico y por otros a tristeza.
Un destino que aunque en el fondo se sepa generoso conmigo,
a veces de da la espalda y muestra su verdadera cara.
La del temor.
La de la incertidumbre.
La madre de todos los miedos.
Aunque muchos la conozcan con otro nombre.
Empezaré a ver esos hincones que me hacen cerrar los ojos literalmente del dolor,
como golpecitos para despertar el alma.
El alma que hace mucho duerme para no pensar.
Para no sentir y dañar su frágil vestido.
El de la inocencia verdadera.
Por más que suene tonto,
el alma es inocente.
No conoce de mentiras ni de agudas agujas que clavan lentamente los ojos de la envidia.
Al menos la mía es así.
Y así prefiero tenerla.
Lo único de mí que se siente en paz.
El único elemento de mi vida que aún conserva su esencia.
Tan pura, blanca, noble e inocente como quien la crió.
Como la tuya.
Como el alma que ya no está en este mundo pero sí más allá.
Viéndolo y sabiéndolo todo.

Gracias por cuidar mi verdadero yo. Ese que sale cada vez que necesito agarrarme de algo que me haga creer que no todo es barro. Que no todo es golpe tras golpe y que aun vale la pena decir "me gusta ser como soy".

24.3.11

Una prueba más

Cuando siento que el camino se hace largo
y un poco más oscuro,
tú me cambias el foco que se había quemado.
Y de alguna manera me guardas uno de repuesto,
para luego no andar sin reservas por el mundo.

Cuando corro y siento que voy a tropezarme
aun así sea con una pluma,
tú te encargas de quitarla del medio.
Y de alguna manera me enseñas a caminar,
para después correr.

Cuando siento que una lágrima está a punto de salir al sol
y me cuesta soltarla por temor,
tú me tomas de las manos y me cierras los ojos.
Para que al presionarlos ella se anime a salir,
y no quedarse a contagiar por dentro.

Cuando mi corazón arde de ira,
aunque en el fondo no la quiera sentir,
tú te encargas de enseñarme que el rencor nunca el bueno.
Tarde o temprano lo bueno siempre es premiado.
Aunque tal vez parezca un imposible.

Cuando siento que el mundo es injusto,
que da a los que más tienen,
quita a los que menos
y premia a los que no merecen,
tú de alguna forma,
inexplicablemente genial,
me mandas un mensaje,
por el medio que sea,
camba mi día entero.
Y quién sabe,
tal vez mi vida entera.
No lo sé...
al menos mi día terminó mucho mejor que como empezó.
Pero me hizo pensar una vez más,
que siempre que te necesito, estás conmigo.
Más cerca de lo que pocas veces imagino.

23.3.11

Estrellita

Hace unos días me entregaron mi estrellita.
La que llevo colgada en la muñeca todos los días.
La misma que formó parte de la esclavita que llevaste en la tuya por muchos años.
La misma que una vez creíste haber perdido y yo la encontré sin querer.
¿Te imaginas qué hubiera pasado si nunca la hubiese encontrado?
Tal vez no tendría esta estrellita en la mano.
Tal vez una parte de ti no estaría en mis alianzas de matrimonio.
Y tal vez no me daría la fuerza "mental" que me ha dado estos días.

No sé la razón exacta por la que te gustaba la estrella de David sin ser Judío.
Tampoco sé si simplemente la usabas en tu cadenita debajo de las camisas como "amuleto".
Tal vez solo te gustaba porque llevaba tu nombre.
El nombre de un héroe.
Lo único que sé es que esta estrella puede ser parecida a la de David.
Pero la que llevo en la pulsera es la estrella de mi papá.
Que coincidentemente también se llamó David.
Aunque como lo he dicho antes, yo prefiero decirle mi héroe.
Hablar de él como una leyenda.
Como un ser tan pero tan increíble que llega a pensarse como mitológico.
Como un sueño o una fantasía.

Pienso que esta nuevo regalo, aunque haya sido idea de mi mami,
viene directamente del cielo.
Dividido en 4 partes para tus 4 botones.
Para esos cuatro botones que de vez en cuando necesitan guiarse de una estrella.
La estrella que ya no está más aquí abajo.
Y qué mejor manera de guiarse de una que siempre esté a la mano.
Y sobre todo, que lleve tu nombre...
... además de todas las iniciales grabadas en las 6 puntas.
Todo para recordar siempre que venimos de una gran formación estelar.

La estrella de David...

22.3.11

Con "ganas" de echarle "ganas"

Me siento un poco cargada.
No es mi estado normal por si acaso.
Confieso que soy un poco explosiva y hasta a veces me llego a detestar. Pero todos tenemos derecho a volvernos "munrra" de vez en cuando.
Tengo algunas fugas repentinas, y eso es mejor para evitar una gran gran explosión. Pero ahora siento que la cosa es distinta.
Aunque a veces quede como la "incomprendida" y la que reniega de todo, en el fondo tengo grandes razones para hacerlo.
Si las ennumero creo que no termino jamás, pero estos días he prometido no decir que las cosas me preocupan, sino que las espero con ansias.
Por ejemplo, espero con ansias que mi casa esté lista y sueño con el momento que vayamos a elegir los colores de los muebles y también los edredones y hasta los platos que irán en cada repostero de la cocina.
Creo que esperar tanto, para solo renegar, me va a llevar directito hacia donde estás tú. Y no es que no quiera ir ni mucho menos, sino que creo que me toca vivir algo lindo. Algo que tú viviste por muchos años al lado de mi mami. Con esa ilusión de colocar uno a uno cada granito de arena que hicieron luego ese gran mundo de arena mágica donde nos hicieron vivir.
Trataré de soñar más y renegar menos. Aunque cuando reniegue se me arrugue la frente por dentro me daré fuerzas para cambiar de cara y no verme tan pesimista después de todo.
Cuando me despierte respiraré hondo y veré el día como un reto, no como uno más, sino como uno menos para el gran día. Como un "3   2   1" que se acaba en una sonrisa. Cada acción, cada llamada, cada decisión será una pequeña cuenta regresiva para una especia de "año nuevo".
Tengo ganas de estar bien. Ya no con  más dolores de cabeza ni pastillas en la cartera.
Quiero reirme de los problemas y de la gente que trata de verme molesta.
Quiero pensar, sentir y saber que las cosas al final solo salen como uno las desea con el corazón.
Quiero que aunque mi mente piense que al final puede ser difícil, mis ganas de simplemente "querer" sean más fuertes y le ganen a la mala pata.
Quiero sentir que soy feliz desde YA! Aunque sepa que me faltan muchas cosas para llegar a ese término.
Quiero vivir en un océano imaginario, tan ancho, inmenso y bello que la memoria no alcanza para recordar lo que vivió.
Quiero ser como tú y vivir cada día como si fuera el mejor día de mi vida.
Siempre con una sonrisa y el mal humor en el bolsillo.

21.3.11

Todo se trata de "esperar"

Vivimos cada día de nuestras historias "esperando".
Esperando que llegue el día y después la noche para poder dormir.
Esperando la hora de almuerzo con el estomago rugiendo a veces.
Esperando en el tráfico con buena música.
Esperando los mails aprobatorios para continuar con el trabajo.
Esperando llegar a la casa y ser recibido por el inmenso cariño que solo un perro puede demostrar.
Esperando que sea fin de mes y ver tu estado de cuenta en el banco.
Esperando desde el mismo lunes que vuelva a ser viernes otra vez.

Pero también se nos pasa la vida "esperando" cosas no tan inmediatas.
Esperando que nos llamen de un mejor trabajo.
Esperando los resultados del doctor.
Esperando noticias buenas.
Para las malas no esperamos conscientemente, pero esas también se esperan.
Esperando sueños bonitos en las noches.
Esperando que los amigos se acuerden.
Esperando palabras que solo viven en nuestra cabeza.
Esperando abrir la puerta de la casa nueva con gran ilusión.
Esperando llamadas, mails, visitas, etc.
Esperando que la llama nunca se apague.

No siempre esperamos tranquilos.
A veces ansiosos.
Temerosos.
Nerviosos.
Emocionados.
Molestos.
Preocupados.
Todo depende de cómo esperemos.
Siempre es mejor esperar con un buen tazón de canchita.
Y siempre con buena compañía.

Tu esperaste siempre con ganas de lo mejor.
Esperaste con paciencia ver a cada uno formado.
Esperaste acompañarnos por muchos años.
Pero no siempre las cosas salen tal cual las esperamos.
Aunque nadie esperó que se apagara la llama,
se apagó solo por un momento.
El momento preciso en el que viajabas al cielo.
Para desde arriba, esperar que pase lo mejor aquí abajo.
Y ser el espectador principal, del capítulo más feliz de nuestras vidas.
De mi vida.

18.3.11

Una nueva inspiración

Estuve dando vueltas en la cama tratando de que una genial idea, recuerdo, momento o palabra clave que haya marcado aunque sea una peca más en mi espalda, llegue a mi mente y poder capturarla para que luego mis dedos hagan lo suyo.

Y de pronto, pensé en él.

Pensé en alguien que no conozco pero creo que tuvo un alma tan fuerte, tan pura y tan llena de vida como la tuya, que desde allá arriba lo llamaron sin pensar en todos los pedacitos de corazón que dejaría rotos aquí abajo. Sin nadie que pueda unirlos una vez más.

Pensé en esa mamá que lo vio partir de buenas a primeras. En ese papá secando lágrimas amargas porque la vida nunca le enseñó cómo perder un hijo. Esta vez el ciclo regular de la vida no giró como habitualmente lo hace. No fue el hijo quien vio a sus padres partir, sino todo lo contrario. Golpe bajo. Tan bajo que ni el más fuerte de los fuertes puede permanecer en pie luego de esa batalla contra una real pesadilla. Un punto más para el maldito destino que a veces nos juega en contra.

Pensé en ella. En la hermana. En la amiga que recibió ese golpe de costado, pues el primero siempre se lo llevan los padres, como haciendo barrera pienso. Pensé en ella y una vez más pensé en esos caminos cruzados que te vienen en la parte de "amenidades" de los periódicos. Pensé que ese destino no es tan maldito después de todo si te lleva a cruzarte con gente como esta hermana que a pesar de todo, sigue en pie. Y más firme que nunca. Decidida a llevar una vida feliz con sus hijos y la persona que ama. Y que también la ama. Pensé en ella porque personas como ella, que también fueron despojadas de un ser tan importante de la noche a la misma noche, personas como ella que a pesar de todo construyen su camino y sin querer tal vez, aportan mucho en la vida de un tercero. Pensé en ella que seguro lee y no se imaginaba que hablaría de ella. Y de él. A quien no conocí pero algún día lo haré. De eso no hay duda.

Pensé en que hoy, tan solo con un mail con palabras ocultas que entre líneas decía "te entiendo porque pasamos por lo mismo pero en distintos momentos y con otros papeles" cambió mi día. Y estoy segura que sin saberlo, me dio ese empujón que necesitaba para saber que no estoy sola y que a mi lado, tengo muchos ejemplos de los cuales colgarme y recargar fuerzas para seguir caminando.

Pensé en ese cuadro que debe tener colgado en su corazón. Ese cuadro que lo muestra flameando una bandera y con el puño izquierdo lleno de vida y me comparé con ella. Me comparé con ella y me sentí feliz. Me sentí feliz porque somos muchos los que tal vez en silencio, compartimos un dolor oculto bajo un caparazón lleno de caretas, que solo es visible para los que han tocado con sus propias manos el amargo sabor de perder.

Pensé en ese cuadro que debe colgar en su corazón, y me acordé del tuyo. Ese que yo jamás descolgaré del mio. Para siempre, aunque pasen mil años y se llene de polvo. Aunque pasen los años y cambie su color y textura. Pues la que lo recubre es solo una, la del más purito amor.

Para mí y para ella en su caso, siempre estarán flameando la bandera del paraíso en donde ahora deben estar conversando.

Gracias Claudia...
Tú conoces esa bandera más que nadie en este mundo.

17.3.11

Cómo es la vida no?

Recuerdo el día en que llegué de mi sustentación de tesis y tenía un enorme arreglo de rosas en el piano de la casa. No te voy a mentir. No te voy a decir que me emocioné al verlo porque grande fue mi decepción al darme cuenta que eran "de mi papá" y no de otra persona que pensé que se acordaría que ese día era mi cumpleaños y el gran día en el que pasaría de ser una simple bachiller a una licenciada. Con el perdón de mi queridísimo novio al que amo y adoro que seguro pondrá cara de haber chupado limón cuando lo lea, pero fue así.

Luego de leer la tarjetita, escrita con esa letra tan tuya, corrida y con elegantes curvas en las "l" y las "a" por ejemplo, la guardé en mi bolsillito de la cartera y te dije solo un "gracias papi que lindo". Pero la pequeña espinita en mi corazón no me dejó leer de verdad, con los ojos de adentro, lo que me habías escrito. Y ahora, me pongo a pensar en cómo es la vida, tal vez de injusta, que no me enseñó antes a valorar y leer de forma distinta muchas señales que me pusieron en el camino. Como ese detalle por ejemplo.

Yo, con el rabo entre las piernas pensando que hubiera sido el día más feliz de mi vida si es que esas flores eran de otra persona, si es que esa tarjeta era escrita por la mano de otro autor, y si ese mismo día en la noche que irían a verme mis amigos cuando me preguntaran de quién era ese arreglo tan lindo la respuesta no hubiera sido "de mi papá", ahora miro mis manos como si fueran un espejo de mis recuerdos y me doy tanta cólera que prefiero bajar las palmas y ocultarme en la sombra.

Cada día entiendo más este "proceso" de vivir reviviendo recuerdos. Es la mejor manera de darse con una piedra en el pecho y darse cuenta de que los errores cometidos no pueden ser hilvanados por una mágica soguilla pegalo todo. Esos huecos quedarán por siempre en mi corazón pero con el alivio de saber que tú me conocías tanto que querías verme feliz aunque sea por unos segundos. Aunque sea en el tramo de la puerta a las flores hasta que cogiera la tarjetita con una sola ilusión que desaparecería en ese preciso instante. Al menos me viste con una sonrisa ese día de doble celebración.

Guardé ese recuerdo en mi mente y en mi billetera desde el 21 de mayo de 2008. En otra billetera ahora y en otra situación sentimental te doy las gracias por haberme dejado esas palabras que no solo quedaron en mis oídos sino también en un papel para leerlas y releerlas cada vez que quiera saber qué es lo que soy y cuánto valgo. Cada vez que quiera saber el orgullo que sentiste por mí y aunque en ese momento en que leí lo que escribiste no notaste el pálpito apresurado que solo da el corazón cuando se emociona, me llenó de vida en serio.

Quién diría que ese fue el último arreglo de flores que me enviaste y la última frase que me escribiste.
Cómo es la vida que cuando tomé la tarjeta, me dije a mí misma que la guardaría por una razón desconocida para mí en ese entonces. Teniendo en cuenta que muchas otras notitas, papelitos y demás habían terminado refundidas por ahí total "tenía papá para muchos años más" o al menos así lo creía. Pero cuando leí ese en especial, fue distinto.

Cómo es la vida...
Que aunque no lo sepas, te hace actuar de maneras inexplicables que luego, te enseñarán mucho.

16.3.11

Reflejo

Al salir de la ducha, secó las gotas de agua que caían presurosas por todos lados.
Con gran desgano eligió qué ropa ponerse hoy para salir a trabajar.
Un día más rutinario en su vida empezaba y ella sentía el mundo en su espalda.
Antes de salir reparó un segundo en alguien que la miraba del espejo.
Tenía un aire a ella.
La sonrisa perdida,
o tal vez la mirada preocupada.
Algo le hacía recordar a ella misma.
Pero no podía ser.
La persona que estaba del otro lado del espejo, solía ser casi igual.
Salvo por los reflejos izquierda y derecha.
Ellas reían.
Ellas veían cada día distinto.
Ellas, eran una sola persona.
Pero un día, la del reflejo quedó atrapada en un mundo sin salida.
No pudo ver más su imagen en el mundo real.
Se perdieron y no volvieron a encontrarse más.
Ahora, cada vez que lo intentan, solo ven un reflejo de alguien parecido.
Alguien que perdió el rumbo y no volvió.
Solo vive del recuerdo de la persona que algún día fue.

Hoy, ella se miró al espejo y vio alguien parecida a ella.
Solo un reflejo de alguien que no quiere ser.

15.3.11

Pienso...

A veces solo quisiera escapar.
Irme lejos sin mirar atrás.
Sin memoria.
Sin emociones.
Sin dejar las huellas por donde me fui.
Sin dejar lágrimas ni penas detrás.

No solo escapar y liberarme del peso que cargo.
No solo por tirar la mochila tan cargada de piedras.
No solo por el dolor de espalda.
Sino por la sensación de hacerlo.
Por sentir que puedo huir de lo malo.
De lo incómodo.
De lo molesto.
De lo extraño.
Lo peor, es que sentir que puedo hacerlo...
...me gusta...

Pero es cobarde.
Por eso...
Cuando pienso en escapar solo sueño.
Cuando sueño que escapo siento que vuelo.
Cuando pienso en volar, pienso en tus alas.
Cuando pienso en ti, pienso en mi destino.
Cuando pienso en mi destino, pienso en la justicia.
Cuando pienso en justicia, pienso que no existe tal cosa.
Cuando pienso en que tal vez nada existe...
Solo me queda pensar...
Y volar como tú.

14.3.11

Recuento

La semana que dejé atrás, como todas las anteriores últimamente, fue un poco difícil. Más aun si cada minuto pensaba en las miles de personas que se fueron a tu mundo así como así. Fueron a trabajar como siempre y no volvieron a su casa. Algo como lo que viví contigo pero de forma masiva. Pero como este blog se trata de lo que me enseñas aun estando lejos, también se trata de pensar en todo lo que puede pasar "así como así". Un segundo más tarde o uno más temprano. Uno nunca sabe cuando.

Comenzó perfectamente bien. Un inexplicable olor a "todo me saldrá perfecto" me embargó desde las 6:15 am que abrí los ojos con pajaritos mañaneros incluidos. Después del fin de semana en la playa me sentía más humana después de todo. Digo humana porque antes de ese fin me sentía ogro total. Tan molesta con "el mundo" que si había un día de semana más estoy segura que medio Lima se enteraría que me he convertido alguna versión parecida a Cloverfield pero perucha. Pasó la tarde y una pena inexplicable me ahogó. Otra vez esa sensación horrible de "algo pasará" me atacó como pulga gorda y hambrienta. Lo dejé pasar.

Al día siguiente un poco mejor pero todo se fue al mismo tachito cuando me enteré algunas cosas que no quisiera comentar porque puede tomarse algo asi como "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia" pero en este caso, es NO TAN COINCIDENCIA. Felizmente tengo un novio, que debería ganarse un premio al mejor novio del mundo. Sé que no lo hay, pero si fuera posible, lo inventaría especialmente para él. Es tan parecido a ti que estoy empezando a creer que le soplas algunas cosas al oído para que cada vez me sorprenda más.

Pasaron los días y fui sintiendo todo lineal, odio sentirme lineal. Es tan bonito ir en una eterna montaña rusa pero sin pendientes al vacío, que odio cuando solo va directo al infinito a la misma velocidad. Lineal. Hasta que un buen pico me tumbó nuevamente al suelo como para que despierte y me golpee contra el suelo una vez más. El mundo no es de caramelos Marité, entiéndelo. Es tan sencillo alejarte de la mierda que abunda en este planeta que no me cabe en esta cabezota la razón por la que no lo haces. NO QUIERES DARTE CUENTA O ERES IDIOTA? Me sentí molesta conmigo misma. Más que nunca. Y juré cambiar de una vez por todas. Como todas las veces anteriores, lo sé. Pero esta vez lo siento distinto. Me siento fuerte. Me siento segura.

Para colmo, como para cerrar con broche de oro la semana "Alerta de Tsunami". Sí señor. Su hija la marica se hacía la pichi de pensar que al otro polo, en la antípoda, literalmente en Japón, un sacudón de 9 grados remeció al mundo entero. Y yo, muerta de miedo. No es necesario ahondar en el tema "desastres naturales" porque me conoces más que nadie en ese sentido. Caso clínico no? Pobre Lalo... lo que le espera cuando me vea en un temblor madruguero. Tú luchaste contra mi "yo traumado por los temblores" y no pudiste vencer. Dudo que otros puedan. Pero bueno, esa noticia me remeció en serio. Creo que debo tomar más en serio eso del maletín a la mano porque nadie, absolutamente nadie puede avisarnos cuando algo así se acerca.

Una vez más, me di cuenta que uno puede abrir los ojos un día y cerrarlos nuevamente. Pero esta vez, para siempre.

Pido por todos los damnificados de Japón.
Espero que estén juntos en el cielo.
Sin duda, en un mejor lugar que el nuestro.

11.3.11

¿Libro? o intento de...

Es momento de vivir sin puntos aparte.
Sin párrafos incompletos ni capítulos cortados a la mitad.
Creo que el capítulo más difícil lo viví hace un tiempo.
Para variar empezó de la nada arrancando el capítulo anterior sin terminar.
Nunca se consultó con el editor.
Simplemente los lectores decidieron.
Como si fuera un juego divertido arrancar historias que pudieron tener finales felices.
Un juego que muchos pueden disfrutar de lejos.
Pero los protagonistas no.

Capítulos llenos de alegría quedaron en el olvido cuando se escribió el número 24.
Ese que solo leyéndolo me ayudó a crecer.
Me obligó a hacerlo de un tirón.
Me dejó sin páginas en blanco.
O en blanco pero sin inspiración.
Esta pluma, ya no escribía más.
Solo volaba y se dejaba llevar por el viento.
Como un títere.
Inerte.
Sin vida.

Ese capítulo que se impuso.
Dejó una herida que nunca cerrará.
Y así como se impuso, hoy impongo uno nuevo.
El más largo, y el más lindo de todos.
El que seguirá por el resto de mi vida.
Sin un nuevo inicio.
Con un solo final.

El capítulo que tú escribirás desde el cielo.
Pensando solo en mi felicidad.
Y desde allá arriba leerás lo bien que me hace que sigas aquí.
Dentro de mi corazón.
En el único lugar que puedo tenerte después de todo.
Después de ese capítulo que si fuera posible, volvería a escribir.
Y esta vez sería perfecto.

10.3.11

A cajón cerrado

En un momento de descuido, su mente voló. No se esforzó por retenerla y la dejó correr. Libre como pocas veces la dejaba ser. Sintió cómo el reloj se detenía para volver sobre sí mismo en reversa, para llegar hasta una fecha trágicamente imborrable de su memoria. Detuvo las manesillas y el recuadro que marca el día, mes y año. Lo detuvo para ella sola sin que nadie más lo sintiera.

A pesar de negarse a hacerlo muchas veces, lo pensó. Lo pensó y maldijo su loca cabeza una vez más. Maldijo el minuto que decidió ir hacia atrás  para aunque sea por un minuto creer un imposible y esa angustia que empieza como un pensamiento se fue convirtiendo en una extraña sensación que parecía tener nombre propio: desesperación.

Cuando ella viaja no suele imaginarse volando por el mundo, y tampoco ve cosas que no existen. Ella crea imposibles o supuestos que la hacen dudar tanto del camino que la trajo al "aquí y ahora", que llega a creer incluso que es una realidad disfrazada de complot.

No quiso ir a distintos lugares ni volver a vivir momentos lindos, tiernos, gratos. Quiso comprobar, aunque le cueste decirlo, que él ya no estaba aquí. Que se había ido para siempre y a pesar de no haber visto nunca su cuerpo, incluso de haber estado a su lado era esperanzadora la idea de que estuvo al lado de un cajón cerrado. Nunca lo vio. No comprobó que él estuviera dentro de.
¿Estuvo ahí?
¿Lo mandaron a otro país?
¿Está de incógnito en un lejano lugar y manda señales de cuando en cuando?
¿Y si lo tienen secuestrado?
¿Él estuvo en ese accidente?
¿Fue causado por alguien?
Quebró el silencio con un rotundo NO.
A pesar de no verlo, la respuesta a todas sus preguntas estaban dentro de ella.
Lamentablemente, no. Las respuestas coniciden con el hecho que él ya no está.
A cajón cerrado o no, nunca más lo volverá a ver.
Y si en algún lejano lugar se encuentra caminando, es un bello y muy lejano lugar para lo que aquí quedamos.

Es hora de despertar y confesarse a sí misma que no vale la pena perturbar la quietud y la paz mental con la que él mismo le enseñó a vivir. Es hora de pensar antes de soñar despierta:
No, él sí estuvo ahí.
Sí, el cajón estuvo cerrado pero para recordarlo como siempre ha sido él. Vivo. Despierto. No durmiendo.
No, nadie tuvo la culpa.
Sí, fue un accidente de mierda.
No, nunca más lo volverás a ver.

Entiéndelo ya.
Ya han pasado más de dos años y sigues con esos ataques de no poder creerlo.
Parece que de nada sirvieron los meses de "aceptación".
Entiéndelo porque solo así, todos estaremos tranquilos.
Incluso, él mismo.

9.3.11

Casi corto circuito

Algo muy raro me pasó hace unos días. Sin motivo alguno me sentí más triste que nunca, con unas ganas incontrolables de llorar y de cerrar los ojos sin pensar en todo lo que vendrá "mañana". Generalmente me pasa eso cuando pienso en la cantidad de objetivos que me faltan cumplir, momentos que pasar y más situaciones dolorosas que tiene deparado para mí este tan "cruel destino" (usando la frase drama de novela mexicana). O me pasa cuando me acuerdo de ese día que prefiero tener bajo 5 llaves. También cuando me acuerdo que no tendré las oportunidades que muchas otras personas tienen en el día más lindo de su vida. Me mata la idea de imaginarme ese día sin tu mano junto a la mía. Eso fue hace unos días.
Estuve triste.
Y no sabía por qué.

Me tiré temprano a la cama para tratar de ganarle la batalla a la disputa entre mi cabeza y mi garganta. La guerra del más fuerte. Del que más hace sufrir. Ni las pastillas ni la luz apagada y menos la tele en off con el celular en el cajón, hacían que los malditos se larguen. Para ese entonces miré mi reloj y era increíble ver que recién eran las 9:30 de la noche y yo ya estaba metida en el sobre, empijamada y con ganas de dormir. Primer síntoma de profundo hundimiento, como yo preferí llamar a la tan pesada y horrenda "depresión".

Sentía cada vez la poca luz que entraba por la ventana más y más opaca. El viento pasaba de soplar fuerte a convertirse en una suave brisa marina, sin estar en la playa. Mis brazos, piernas y cuello se relajaron tanto que parecieron hundirse en la almohada, hasta que entré en uno de esos "ricos" sueños de los que no quieres despertar. Como el que me contaste tantas veces, en el que mirabas abajo y eras un avión. Siempre volando.

De pronto abrí los ojos de golpe, como si algo me hubiera asustado, pero no fue nada. Al parecer solo un ruido. Vi nuevamente mi reloj y eran las 10:30 pm. Todo parecía indicar que sería una larga noche. Muy larga para mi gusto y mi sueño tan ligero.

Volví a dormir y despertar luego a las 11:00 pm con la llamada de Lalo para decirme que ya estaba en su casa. Le dije unas cuantas "piedras de zombie durmiente" y un hasta mañana lleno de amor. Esa media hora pareció eterna en el mundo al que entré en mis sueños. Pero era temprano y debía aprovechar en dormir y así matar el dolor que ya solo era de cabeza. El de garganta se quedó dormido conmigo.

Eran las 12:30 cuando volví a abrir los ojos acordándome que no había tomado mi pastilla para la alergia, si la tomaba al día siguiente dormiría toda la mañana en la cara de mi jefe y hasta tal vez de un potencial cliente. Esa noche se hacía una vida entera. Pero algo me tenía inquieta. Algo no me dejaba dormir del todo, de corrido, sin interrupciones.

Me desperté nuevamente y esta vez despertando a toda la casa porque mi mami se atoró. Como siempre. Se atoró y yo me asusté y molesté. Sí, me sigue dando cólera la gente que se atora. Me pongo nerviosa y no sé cómo controlarlo. Era recién la 1:00 de la mañana cuando esto pasó y ya cuando todos se iban a dormir, con mi mami desatorada, nos dimos cuenta que un foco del cuarto estaba haciendo corto circuito con el interruptor en el cuarto de mi mami. Qué peligroso hubiera sido que no nos hayamos dado cuenta y estando dormidos reventara el foco y se desate un incendio en la alfombra que se expande más rápido que todo. Apagamos la llave general de la luz y volvimos a dormir.

Esta vez, ya no me volví a despertar sino hasta que sonó mi despertador a las 6:10 am. Lo agarré entre mis manos y puse "posponer 10 minutos más". Cuando volvió a sonar no fue necesario abrir los ojos porque ya estaban abiertos. Esos 10 minutos sirvieron para darme cuenta una vez más que sigues con nosotros. Si no quisiste que me duerma, si no me dejaste ir de corrido hasta la mañana, y si hiciste que estuviera pendiente de mi mami justo a esa hora, es porque viste desde allá arriba que algo estaba mal con ese foco. Si no nos hubieras despertado, tal vez no hubiera existido un mañana por ese corto circuito que quiso ser grande. O tal vez el hoy sería diferente.

Preocupándote por nosotros.
Como siempre.
Y estoy segura, que para siempre.

8.3.11

Solo con dos ladrillos

Hace poco me di cuenta que es fácil construir una casa fuerte son solo dos ladrillos.
Si ambos tienen las fuerzas necesarias para hacer una estructura, se podrá sin problema.
Con columnas fuertes y vigas bien puestas todo aguanta.
Como los dos ladrillos que construyeron el hogar en el que yo viví por ejemplo.
Esos son los ladrillos más fuertes que existes y lo mejor, es que son únicos.
No se compran, no se venden.
Solo nacen.

Un ladrillo solo, no puede levantar una casa.
Pero con la ayuda de un ladrillo más, se puede hacer mucho.
Juntos soportan el peso y hasta el derrumbe de muchas cosas.
Pero si ambos enraizan sus bases enla tierra y se agarran con fuerza,
ni el desastre más fuerte del mundo los tira abajo.
Todo depende de ellos dos.
De dónde vienen y cuál es su sueño.
Hasta donde llegarán juntos.
Puede ser un edificio que nace de esos dos ladrillos.
Incluso una mansión.
Pero siempre con la fuerza de los dos.
No de uno solo.

Por eso puedo decir que me siento tranquila.
Porque yo soy un ladrillo, y conozco al ladrillo perfecto para mí.
Juntos empezamos a construir un futuro que parecía de cartón.
Pero así sea de cartón, algodón, fierro o cemento, juntos somos fuertes.
Aunque el sea de ladrillo y yo tal vez de cartón,
juntos nos volvemos más fuertes que el acero mismo.
Una alquimia que sin saberlo sería la perfecta fórmula para los dos.
Dos fuertes bases que soportorán todo.
Hasta el dolor más fuerte porque están juntos.
Dos ladrillos que aunque tal vez no lo sean se creen ladrillos.
Dos ladrillos que al juntarse empezaron una historia.
Una historia que tal vez no podrás ver de cerca, pero desde allá arriba verás el resultado de su unión.
Que aunque sea edificada con plumas, esteras, llantas o botellas será la más fuerte.
La más pura.
La más verdadera.
La más perfecta.
La más bonita.
La más luchadora.
La más soñadora.
Tan parecida a la que tú construiste hace muchos años con tanto esfuerzo.
El mejor ejemplo para construir mi casa.
Mi familia.

7.3.11

Alrededor del sol

Ayer estuve viendo el cielo por unos minutos.
Y solo unos cuantos bastaron para retroceder en el tiempo.
Estaba tan parecido a ese día que me llamaste en horario de oficina.
Te contesté bajito pero igual me diste tu recado.
Me llamaste para decirme que saliera por la ventana.
La ventana de mi tan "explotadora" de mi ahora EX oficina, la cual odiabas.
Me acuerdo que te dije que no creía poder salir.
Con tristeza colgamos y me quedé pensando.
Me disculpé con mi jefa diciéndole que tenía que salir urgente.
Al salir al patio te devolví la llamada.
Tu voz sonó tan alegre que hasta ahora parece estar grabada en mi mente.
"Hijita lograste salir a la ventana??? Por eso me llamas?".
Levanté la mirada y quedé un poco más ciega de lo que era en ese entonces.
A lo que como siempre, pareciendo estar en todas partes, me dijiste:
- "Pero si puedes con lentes de sol hijita. Tienes que mirar directo al sol"
- "Sí papi, ya me los puse..."
- "YA... LO VES???"
- "Ver qué´papi?"
- "Hijita mira alrededor del sol... es una arcoiris!!!!!!!"
Me di cuenta en un segundo que era una perfecta esfera de muchos colores.
Alrededor del sol.
Me quedé con ese recuerdo tan vivo, imaginándonos mirando hacia el mismo lugar.
Desde puntos diferentes. Conectados a través de un lindo arco iris.
Y ese recuerdo revivió el primer año nuevo que pasamos sin ti.
Ese año nuevo en el que miramos al cielo a las 12:30 y supimos que volvimos a conectarnos.
Esa vez, la luna tuvo la esfera alrededor de ella.
Miramos una vez más hacia el mismo lugar, desde lugares muy muy distantes.

Hace unos días salió un bello arco iris en el cielo.
Me bajé del carro para tomarle una foto .
Además, seguí tu ejemplo.
Llamé a mi mami y le dije que mirara el cielo.
Ese día pusiste ese arco bello para que lo vieramos juntos.
Para conectarnos una vez más.
Para darme una señal más, de que aun estás conmigo.
Y nunca dejarás de estarlo.
Aunque solo nos conectemos mirando hacia una sola dirección.

4.3.11

Uno por ellos

Solo quiero decirte que después de unos años -no es que recién me haya dado cuenta, pero ahora que "he crecido", lo sé a ciencia cierta- con sus peleas, mandadas a la misma m+*%/& y críticas con caras de ogro, puedo decir que tengo los mejores hermanos del mundo.

Si alguno de los que tengo por ahí está leyendo esto, no me digan nada, simplemente quería escribir sobre esto porque a pesar de todo lo mencionado, son los mejores amigos que alguien puede tener. Y no me digan nada. Ni por facebook ni mail, ni messenger ni nada. Solo lean. Y callen! 

La más parecida a ti, la más madurita, por no decir la más tía, hace unos años me dijo algo que se me quedó grabado en la mente hasta hoy: "tu familia siempre estará a tu lado pase lo que pase. Si miras atrás muchos se han ido o te han dado la espalda, tu familia nunca". Y es totalmente cierto. Nunca hay un "perdón" luego de una pelea porque se sobre entiende. Sus consejos son tan acertados, aunque me hagan renegar, sé que tiene razón muchas veces.Sin duda, no se equivocó al elegir su profesión, es la mejor psicóloga y si aun no se han dado cuenta, ya llorarán más adelante. Las cosas no serían igual en la casa sin sus comentarios de psicoloka y mamá de piojo blanco y de la que te bautizó como "abuelito mounstruo" por las cosquillas que le hacías imitando el sonido de un perro gruñendo. A veces escucho ese sonido como si saliera de mi propia boca. Si vieras cómo se sigue sacando la mugre trabajando como siempre, le dirías que descanse un poco (como lo hacías antes), pero estarías tan orgulloso de cómo ha ido haciendo un camino lleno de éxitos aunque muchos le pongan pequeñas piedras comparado a lo grande que es. Nadie te borraría la sonrisa. Sé que la debes tener desde allá arriba.

Si vieras a la segunda... no dejarías de decirle que coma un poco más por el amor de Dios... pues ahora es barbie malibu. Pero ese no es el punto. El punto es que, contradictoriamente, sigue siendo L vs. M, sigue siendo con la que más me peleo, pero también es con la que casi hablo de todo todito por mail. Es la que sabe muchísimas cosas de mi vida. Incluso algunas que otros no saben (oh que misterio). Y, sabes que no es la más expresiva del mundo, pero sé que cuando se vaya y esté en la tierra del Tío Sam con el Yeti en la nieve (literalmente), nos va a extrañar. Tendrá mucho por hacer y mucho por conocer y tal vez no nos extrañe tanto luego, pero nosotros sí. Cada día más. Pero tiene al preocupadísimo digno nieto tuyo alias cabeza de tumbo (como le decías) y la tiernísima Mariapasita, para que la ayuden y la engrían siempre. Los sábados no serán iguales sin su cara de puñete(Mentira ah! No te ases que ahora me pegas como le pegabas a la primera y al tercero cuando eran chibols "FUERZA DE OSO"). Y hablando en serio, cómo quisiera que estés aquí cuando vayamos a dejarla al aeropuerto. Cómo quisiera que estés aquí para extrañarla juntos.

El tercero, tu yunta, el único hombre que tuviste, sigue siendo igualito. Negrito como siempre. Todavía me acuerdo cuando te reiste por una hora seguida cuando de chiquita te pregunté si era un niñito pobre porque paraba con busos y no era -de mi color- qué pof soy no? Pero obvio, después de reirte te molestaste porque según tú, él se sentiría mal. Pero ni me escuchaba! En fin, ahora estarías más que orgulloso de él. No conozco palabra que signifique algo más que orgullo, pero tú sabes a lo que me refiero. Simplemente sé que será como tú. Tan grande y tan ejemplar como tú. Está construyendo sus sueños con sus propias manos y eso es lo más valiente que vi jamás en alguien tan cercano. Contra viento y marea, con altos y bajos, con tropezones y levantadas, con todo eso y más, volará. Y lo hará tan alto como tú.

Gracias a ti y a mi mami tengo a los mejores hermanos del mundo.
Gracias a ustedes tengo 3 amigos que jamás me van a dar la espalda.
Gracias a ustedes tengo 3 personas a las cuales tener de ejemplo para siempre.
Gracias a ustedes ellos me tienen a mí... modestia a un lado...
para escribirles siempre cosas bonitas.
Cosas que a veces no puedo decirlas a la cara.
Pero sí escribirlas.

3.3.11

Ella otra vez

Estaba oscuro y no veía más allá de sus narices.
Ella creía que estaba sola, recostada en su cama.
Pensando en todo lo que no llegó hacer en el día.
En esas casi 20 horas que mantuvo los ojos abiertos.
De aquí para allá y de allá para acá...
como decía la canción que le recordaba tanto a él.
La recordó en su cabeza y bailó en sus pensamientos.
Imaginó los pasos al ritmo de esa típica melodía de los almuerzos ochenteros.
En esos almuerzos donde las risas nunca faltaron.
Imaginó.
Recordó.
Sintió.
Y cayó en un profundo sueño por fin.
...
Las siluetas de los carros que por fuera de la ventana pasaban,
ya no se veían más en las paredes del cuarto.
Solo dormía.
Soñaba.
Pero aun estaba despierta.
Alerta a todo lo que pase alrededor.
Al más mímino ruido abría los ojos sobresaltada y preguntaba a la supuesta nada.
Qué, qué? Pasó? No entiendo...
Y volvía a caer dormida.
...
Hundía la cabeza en la almohada de plumas.
Abrazando la "tripa" llena de bolitas de tanto uso.
El único objeto abrazable en los momentos más "suyos".
Aunque amanecía siempre en el suelo, empezaba en sus brazos.
...
De buenas a primeras volvieron las luces dibujadas en las paredes.
Volvió el calor sofocante y los zancudos que sobrevivieron al vape.
Y la escuchó.
Escuchó un llanto sin razón y sin sentido. Un llanto frágil. Triste.
Abrió los ojos y se dio cuenta que nunca estuvo sola.
Estaba ella a su lado teniendo un mal viaje en el mundo de Morfeo.
La despertó para que no derrame más lágrimas secas "sin sentido".
Y al abrir sus ojos le contó que había soñado que todos le daban la espalda.
Soñó que tanto la criticaban que la dejaban sola.
En un lugar al que en realidad nunca irá.
Pero tuvo miedo.
...
Posaron sus cabezas sobre sus almohadas y una vez más se sumergieron en otro sueño.
Esta vez uno que no las despertó hasta que el sol asomó la punta de su sombrero.
Fue una noche larga.
Pero al día siguiente ella la valoró más.
Algo que siempre hace, pero jamás lo demuestra.
No lo hace porque tal vez, en el fondo, tiene miedo.
Tiene miedo de perderla también a ella.
Aunque ambas sepan, que nunca se alejarán la una de la otra.

2.3.11

Azul estuvo el cielo

Hoy me acordé del papá que se convirtió en heroe.
Pero lo recordé de una manera distinta.
Sentado en el sillón de la esquina de la sala.
Con la luz apagada.
Con la mirada hacia el suelo.
Con los brazos laxados.
Con la chispa en off por un instante.

Me acordé de la versión azul de ese papá que todo lo hacía posible.
Lo recordé sin palabras graciosas.
Sentado en la cama mirando hacia la ventana.
Con las manos apretándose unas a otras.
Con los ojos caídos.
Con las revoluciones en cero.

Me acordé del heroe que cumplió sus sueños.
Contra viento y marea.
A pesar de todo.
A pesar de nada.
Y lo amé una vez más.
Me acordé de sus manos suavecitas.
De su voz inigualable.
De sus cosquillas dolorosas, pero cosquillas en fin.
De sus chistes que enamoran lágrimas.
De sus ojos que callaron tanto.
De sus esquinas azules.
De sus miradas gachas.

... y me sentí mejor...

Fuiste de carne y hueso, como yo.
También pasaste por momentos difíciles. Mucho más difíciles que muchos de los que conozco seguro. Y como siempre, hoy aprendí algo nuevo de ti incluso aunque ya no estés conmigo.
Aprendí que todos,
los fuertes
los buenos
los malos
los débiles
los que callan
los que divulgan
los que quieren
los que sueñan
los que viven
los que temen
los que caminan
los que corren
los que despiertan
los que prefieren dormir
los que vuelan
los que aterrizan
los que sufren
los que ríen
los que consuelan
los que lloran
los que mueren

...todos sin excepción alguna...
sabemos lo que significa tener un día azul.

Por eso, como te vi hacerlo una y mil veces tal vez sin conocer la causa, debemos aprender a que solo es un dia, y si no es solo uno, pues es una racha.
Si hay más mañanas, entonces vendrán otras "rachas".

Y esta vez seguro,
no tan azules.

1.3.11

...y así...

... y así, con solo decir que le dolía la cabeza,
un ejército de chistes, cariños e imitaciones de animales
le sacaban una verdadera sonrisa.
Misteriosamente, el dolor desaparecía en segundos.
Se apagaba como una llama que se consume al viento,
conforme la risa disminuía su fuerza.
Acabando en un suspiro.
Y una caricia.

...y así, con un fuerte llamado en la madrugada,
cuando el dolor parecía haber retornado con más fuerza,
él caminaba a paso lento,
luchando con paredes tambaleantes y pensamientos ondulantes,
(---típicos de un sueño interrumpido---)
para posarse sobre su cama,
al lado de su dolor de cabeza.
Aquel que parecía un pequeño bicho molestoso,
y estaba locamente obsesionado por volver de vez en cuando.

...y asi, solo bastaba con poner su frente sobre la de ella.
Sobre esa pequeña frente que parecía recibir el dolor más doloroso.
La molestia más molesta.
Eran reemplazadas luego por el alivio más aliviante.
De todo el mundo.

...y así, con solo decir la frase mágica,
todo dolor desaparecía.
Esa frase mágica que sonaba a melodia.
Que parecía poesia.
Que salía del corazón más puro.

...y así, el dolor persistio después de años.
Y hoy solo le queda recordar la frase mágica en su cabeza.
Repetirla una y otra vez.
Para ver si pasa.

"Pásame todo a mí, por eso pongo mi frente sobre la tuya. Para que todito tu dolor se meta en mi cabeza y abandone la tuya. Pásamelo todo a mí".

El heroe de mi vida