Todo comenzó cuando cambiamos los planes. Nos reuniríamos en la casa de mi cuñada para pedir algo de comer y estar tranquilos conversando sin nada de ajetreos los seis: Karina, Marco, Eduardo, Vane, Lalo y yo. Los primos Guillen para celebrar muchas cosas lindas que nos tienen súper emocionados (ese será motivo de un nuevo post). Pero así no fueron las cosas...
Como no nos decidíamos por qué pedir (si pollo, pizza o lo que sea "pedible") nos fuimos a comer a la calle. Bajamos los seis juntos por el ascensor y por si acaso vi el máximo de personas que deberían entrar (6 era el límite) estábamos bien. Llegamos al destino, un restaurante de makis que también tenía comida fusión e internacional, así que para todos los gustos había. La pasamos muy bien y a las dos horas más o menos decidimos volver al departamento para poder ver algunas cosas (videitos y fotitos que quedaron pendientes).

Ya eran las doce de la noche cuando llegamos a estacionarnos al sótano y ningún otro carro estaba en el edificio, todos los sitios libres y desolados. Ese fin de semana todos los inquilinos parecían haber decidido irse a la playa. Justo ese preciso fin de semana...
Recuerdo todo como en cámara lenta. Todos juntos entramos al ascensor y apretamos el 4 para ir a la casa de Karina. Se cerraron las puertas del moderno y nuevo ascensor y medio segundo después el miedo se apoderó, estoy segura, de TODOS nosotros. La pantallita del ascensor que marca los números de pisos dio de la nada un F.S. Una voz por ahí dijo: Fuera de Servicio, nos cagamos.
Simplemente no podía creer lo que estaba pasando. El aire se tornó caliente casi de inmediato y el silencio se hacía notar.
- Qué hacemos?
- Aprieta el botón de alarma. Alguien tiene que escuchar
..........
- Saquen celulares. ¿Tienen señal?
- Nada, muerto...
- Es que estamos en sótano y encima en ascensor. Es imposible.
- Ni el conserje viene no es posible!
- No hay conserje en la noche...
- QUEEEE?!?!?!?!?!?! No puede ser... qué vamos a hacer!
Yo simplemente no podía ni hablar. Solo respiraba cada vez más agitada y Lalo me miraba pidiéndome que por favor me tranquilice, nada malo iba a pasar, estábamos juntos y era lo bueno dentro de todo lo malo.
Empecé a pensar mil y un historia que estoy segura todos lo pensaron, el aire se hacía cada vez más pesado y hasta las mismas paredes de metal o aluminio se empezaban a empañar. El aire estaba abandonándonos de a pocos.
- Tal vez por arriba!
- Cuidado! Los fluorescentes!
- No es como en las películas por si acaso!
- Ya cállense! Se van a acabar el aire!
- Ya mira intentemos abrir la puerta...
Los tres hombres jalaron con fuerza y se sentía entrar un hilo de aire frío. Para el sauna en el que estábamos, hasta una misma brasa de parrilla se sentiría fría. Pero lo que vimos al otro lado fue una puerta más. Los ascensores tienen doble puerta.
- Por favor tranquila Marité, estamos todos juntos!
- Pero es que... es que...
- Ya jalen!
...
- Genial! Se descuadró la puerta.
Respiré profundo y traté dejar de temblar y les pedí por favor que alguien gritara por la rendija de la puerta! No era posible que no haya nadie en todo el edificio!
- Por favor! Ayuda! Estamos en el ascensor!
- Ayuda! Estamos en el ascensor!
Luego de cincos gritos más o menos, más la alarma desesperante que no dejábamos de apretar, más el sonido espeluznante del "ventilador" que descubrimos pero que no ayudaba en nada... escuchamos a lo lejos...
- Hola! En qué piso están!
Sentí como se aceleraba aún más mi corazón (ahora son MIS corazones...) y creí ver una luz de esperanza a lo lejos!
- Hola! No sabemos!!! Subimos desde el sótano pero no sabemos en dónde se paró!
- A ver dame el número de emergencia que está ahí!
- Ok: ########
- A ver voy a llamar!
Esperamos unos minutos (estoy segura que fueron pocos pero los pocos minutos más largos de mi vida).
- Nada, no contestan... hay otro?
- Sí! ###### Por favor rápido!
Pasó otro tiempo más y el señor volvió con nosotros...
- Ya, me contestaron! Pero no está el técnico, lo van a ubicar y me llaman!
- Pero eso puede demorar mucho!
- Sí! Ya llamé a los bomberos! Están en camino!
El alma me volvió al cuerpo, pero seguía muy nerviosa! Qué harían los bomberos! Romper la puerta??? Aplicar soplete??? Sólo quería salir de ahí disparada y no volver a subir a un ascensor jamás!
Lalo fue muy paciente conmigo, me pedía que lo mirara y que confiara en él que todo iba a pasar. Pero yo no hacía más que tocarle la cara a ver si estaba caliente, el pecho a ver si respiraba bien! Ya todos se habían desabrochado los primeros botones de la camisa, las mujeres carteras al suelo y cola en alto, se sentía el vapor.
- Escuchan??? Son sirenas!
Juro que me imaginé las sirenas del mar nadando fuera del ascensor. Nos creí muertos...
- Llegaron los bomberos!
Me dijeron que me ponga al frente para sentir el aire que entraba por la rendija, entraba de a poquitos y yo aprovechaba aún temblando. Cuando luego escuché la voz de un bombero que nos dijo: un momento, vamos a abrir la puerta.
No sé qué hizo con una llave pero abrió la puerta lentamente y el aire que entró al ascensor simplemente fue como volver a nacer!
Gracias a Dios, a los bomberos y al señor vecino que despertamos a las 12 de la noche salimos ese día con una historia que contar y luego con algunas risas tontas al recordar todo lo que pasamos en esa media hora, atrapados en el ascensor del terror...

* Nota importante para el siguiente post que debe ser bien cocinado: no eramos 6 en ese ascensor, eramos 8 personas... :) usen su imaginación...