
Ahora sí, este es el último post del año y me cuesta creerlo. Faltan solo unos días para que se vaya el 2013 y sin embargo, aún espero que estos pocos días me sorprendan. De vacaciones y rodeada de la gente que quiero, no puede estar mejor. Es la manera más "perfecta" que encontré para despedir el año que puedo titularlo: el año extraño.
El año pasado fue "el año del boxeo", porque no faltó derechazo limpio de los días que pasaban. Fue un año que golpeó con fuerza, pero no me quedé atrás. Si me levante una vez pude hacer cuantas veces la vida quisiera tratar de hundirme, pero sí que cuesta.
El anterior a ese fue "el año de la ilusión", pues uno no se casa todos los años no? Los preparativos y momentos nuevos que viví durante ese año impar me parecieron los mejores. Ahí "descubrí/creí" que los años impares eran los mejores, pero hoy me doy cuenta que no es así. Pueden haber años impares que parecen perfectos pero siempre tendrán algo de gris en sus días, no todo siempre puede ser color de rosa, sino sería una mera película de Hollywood. Y también, hay años pares, que por más que parezcan los peores de la historia, tienen sus toques especiales. Sus momentos para enmarcar como digo últimamente.
Creo que este ha sido un año de cambios, de transiciones en todo sentido. He esperado mucho de este 2013, y creo que la presión no viene bien. Mi táctica debe cambiar y esperar con paciencia sin pedirle nada. Esperar pero con esperanza, nunca dejar que se apague eso que dicen que siempre es lo último que se pierde.
Fue un año de golpes también, de miradas hacia adentro y también de miedos convertidos en vida real. Hubo mucha lágrima de por medio, estrés y tensión por donde se viera y también algo de frustración. Fue así, obviando algunos otros detalles, pero también fue un año de luchas internas que me hacen decir ahora "no me moriré de esto", son cosas con las que se puede vivir y lo que no mata, te hace más fuerte. Ese es el lema final... preciso.
Me voy, mejor dicho el año se va con muchas preguntas en la cabeza. Preguntas que no tienen respuesta como siempre, pero que al final el corazón se encarga de procesar y deja como grandes incógnitas sin sabores amargos. Pero sí me quedo con las enseñanza de lo que fue y lo que no pudo ser. No sé si cerraré el blog, si seguiré posteando 3 por semana, tal vez baje un poco, tampoco sé si mantendré el tema de un libro por mes, porque es algo que me ata y me tensa si no lo termino, y eso es lo que menos necesito, afuera el estrés. No suelo prometer nada, pero si este año nuevo me obligara a hacer una promesa, sería liberarme de las cadenas, ser más tolerante y ver las cosas siempre por el lado bueno, no por el malo. Esos pensamientos, directo al desvío, no hay más.
Tengo fe, y creo con todas las fibras de mi cuerpo que el 2014 será un buen año...
Tiene que ser así...
Feliz año 2014 para todos!!!
Dicen que los deseos y buenas vibras que se dan a los demás, regresan a uno multiplicadas por mil! Mejor si se hacen con el corazón... como lo estoy haciendo ahora!
