Lo que hay en un rincón de mi mente

Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...

30.4.17

La abuela

Todavía me acuerdo la vez que llegaron a vivir a la casa. Todos emocionados por la llegada de los abuelos (los que siempre traían King Kong de manjar blanco en la maleta), esos que vivían en el norte y cada vez que venían de visita era una fiesta. Llegaron a la casa a vivir porque ya estar en provincia de hacía un poco difícil para dos señores mayores y con algunos achaques ya por la edad. 

El depa que construimos en el tercer piso de la casa era el nidito de amor. Digo nidito de amor porque realmente eso parecía. Cómo me gustaba subir a su casa, sentarme en sus muebles, gorrear galletas y de paso algunas llamadas por teléfono (era la época en que mi pasatiempo preferido era el telefonito). Era mi escape a la rutina, mi emergencia si es que necesitaba un sol (emergencia) o si simplemente quería subir a respirar ese olor a "casa de abuelos". 

Los chistes y las historias eran infinitas. El abuelo tenía ese mágico poder de hacernos reír en TODO momento que nunca he visto en otra persona. Desde sus frases chistosas y apodos precisos, hasta las muecas que nos ponía a veces. La abuela Olguita era diferente, siempre preocupada y directa también, era la que ponía el orden en la casa. Me acuerdo de la vez que se cayó y se fracturó la cadera, todos pensamos que sería muy difícil pero todo lo contrario. Demostró ser más dura que un roble, hasta ahora que ya tiene 97 años. Quién diría que años más tarde, ya sin el abuelo, ese lugar en el que vivieron juntos algunos años sería mi primera casa. Mi depa de recién casada.   

Hoy esas fuerzas parecen haber llegado a la meta. Y es que pasar por todo lo que pasó Olguita en su vida, no debe ser nada fácil. El perder a tu esposo, y luego a un hijo, en realidad debe ser una pesadilla, tengas la edad que tengas. No es natural enterrar a tus hijos, no es entendible, no es lógico. Pero por fin vas a ir al encuentro de ellos abuelita, por fin todo lo que pediste se va a cumplir. Y ya arriba te encargarás de poner orden y también a chquear todo desde un asiento privilegiado. Aquí, tus hijos, nietos y bisnietos siempre nos acordaremos de ti, de tu fuerza, y de tu lección de vida.

Por ahora, solo nos queda acompañarte y darte la mano hasta que llegue el momento. Ese momento en que por fin serás feliz como muchas veces lo dijiste. Corre abuela, ahora que puedes hacerlo, hazlo. 


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El heroe de mi vida