Creo que este mes ha sido un mes de pruebas. Me di contra la pared cuando me di cuenta que la persona con la que trabajaba en la casa me dio la espalda después de 2 años y medio. Es duro, darle confianza a alguien, tratarla como parte de tu familia y recibir ese tipo de respuestas después de tiempo. Duro, pero ayuda a crecer.
Me di cuenta que lo único que importa es cómo criamos a nuestros hijos desde pequeños, esos son los valores que ellos cultivarán con los años. Y depende de nosotros hacer de ellos personas buenas.
Hoy, le último día del mes, abrí mi librito de "respuestas" y me encontré con un regalo del cielo.
Aquí va:
Oración de un padre
Fórmame un hijo Señor, tan fuerte que conozca su propia debilidad; tan bravo que al tener miedo, se enfrente a sí mismo, que sea en la derrota inevitable, orgulloso y tenaz, humilde y manso en la victoria.
Fórmame un hijo, cuyos anhelos no sustituyan las acciones, un hijo que conociéndote, reconozca que el conocimiento de sí mismo, es la piedra fundamental de toda sabiduría.
Envíalo, te ruego; no por el camino de lo fácil y ameno, sino encontrando un desafío en todas las dificultades y en todos los esfuerzos. Haz que aprenda a mantenerse en pie en las tempestades y, en ellas sienta compasión por los que caen.
Fórmame un hijo cuyo corazón sea limpio y cuya mente sea alta; un hijo que se domine a sí mismo, antes de tratar de dominar a los demás.
Que aprendiendo a sonreír, no olvide jamás cuándo y cómo llorar, que extienda las manos al futuro, sin que olvide el pasado y después de poseer todas estas cosas; dale, te pido, bastante sentido del humor para que, teniendo siempre seriedad, nunca se lo tome todo excesivamente en serio. Dale humildad, para que jamás olvide qué tan sencilla es la verdadera grandeza; dale espíritu abierto a la verdadera sabiduría, a la suavidad de la verdadera fuerza.
Solo entonces, yo, su padre, osaré murmurar: "No he vivido en vano".
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Y es aquí donde te digo a la distancia: No viviste en vano.
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