Hace varios días que abro y cierro este blog pensando en escribir.
Lo malo es que cuando hago click en "nueva entrada" un sentimiento medio feo me congela el cuerpo.
Creo que le he dado la bienvenida, sin querer, un nuevo miedo: escribir.
Pero por qué algo que supuestamente me reconforta y me hace sentir más cerca de ti, ahora me da miedo?
Es un poco ilógico si lo veo de esa forma, pero creo que lo que en realidad me da miedo es sentir.
Porque cuando yo escribo, siento.
Como si cada letra tecleada se me marcara en la piel, como si a cada pensamiento que saco de mi mente le costara salir, como si cada lágrima que sale de mis ojos se llevara una parte de mi fuerza.
La que a veces creo haber perdido.
Cuántas cosas han pasado y cuántas más faltarán pasar.
Ese es el tema que me escarapela el cuerpo.
Hace poco me sentía triste, angustiada y un poco frustrada y no sabía porque, hasta que una noche regresando a la casa de la oficina me di cuenta. Me da miedo que siga pasando el tiempo y llegue el momento de ver a mi mami arrugadita. Faltan muchos años para eso, lo sé, pero qué va a pasar el día que la vea así? No sé si me daré cuenta, o quién sabe. Contigo he aprendido que todo puede pasar. De la noche a la mañana, de un día para otro. en cualquier momento uno puede decir: me voy a ponerle las láminas de seguridad a tu carro... y nunca más volver.
La verdad de todo, es que el tiempo solo pasa.
Eso de que cura todo, es mentira... solo pasa.
Y tú decides si quedarte parado esperando que pase,
o ir de la mano con él, traiga lo que traiga.
Y bueno, así como el tiempo pasa, sé que la pena también.
Pero solo pasa,
y se convierte.
No se va.
Solo se convierte...
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