Dos caminos

Tengo dos caminos frente a mí.
Uno que conozco casi a la perfección y otro desconocido.

Uno es un puente construido con fuertes cimientos. Es un camino seguro aunque muchas veces se tambalea con el viento y otras permanece firme como una roca.
El otro recién se está levantando. Es un sendero que necesita faroles apagados para que vayan siendo encendidos a mi paso.

Tengo dos caminos y solo uno debe ser el elegido.
Debo decidirme por uno y aun no tengo entrenados los ojos del alma.

En uno ya tengo marcados los pasos. Sé qué debo pisar, cuándo y dónde lo debo hacer también.
En el otro no sé lo que me depare el destino. Debo ir a tientas para no golpearme muy fuerte.

Tengo dos caminos para escoger y no me atrevo.
El valor que me falta lo dejé en mi mesita de noche bajo llave y ya no la encuentro.

En uno no veo paisajes distintos. Ahora todo se ve igual. Del mismo color.
El otro me invita a conocer nuevos lugares donde jamás he ido. Eso es interesante.

Tengo dos caminos distintos entre sí.
Cuando voy a pisar el principio de uno, el pequeño mutante que vive en mi cerebro  me detiene.

Uno representa mi crecimiento.
El otro mi futuro.

Tengo dos caminos.
Y ya no estás tú para que me ayude a elegir.

Tengo dos caminos y no se cual elegir.