Citas con el más allá

Estoy orgullosa de mí misma. Creo que puedo abrazar a la persona que me mira al otro lado del espejo y darle unas cuantas palmaditas y jalarle los cachetes. Hace unos años, o meses tal vez me hubiera importado muy poquito y me colgaba la cartera al hombro para ir a tocar la puerta de esa señora que me dio cita para hoy a las 3:00 pm.

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Como siempre, los ojos me brillaron al escucharlo.

- Es que es acertadísima Marité! No sabes todo lo que me dijo y de verdad que solo fui a mi consulta de psicología y terminó diciéndome algunas cosas que me pasarían en estos meses. A mis amigas les ha ido de maravilla con ella. Es que es psicóloga y a la vez vidente. Es lo máximo y jamás he escuchado que alguien hable tan bien de una persona así.

- Uy de verdad? Pero a mí me han pasado tantas cosas con este tipo de personas que ya no sé qué creer.

- No sé chola, depende de ti si te crees lo que te digan o no. Pero de que es buena, lo es.

- A ver dame el fono. Saco cita right now!

Era imposible no tener tu imagen en mi mente. La cara con el ceño fruncido, los brazos cruzados y el pie dando pisaditas impacientes en el piso. Nunca te gustaron estas cosas, y a pesar de ello, insistí luego de tu partida con algunas personas que decían comunicarse con "el más allá". Es que no es que yo crea en esas cosas, sino que muchas veces uno trata de darle respuestas a esas miles de preguntas que rondan en la cabeza simplemente para acallar esas ganas "de saber más" que crecen con el tiempo. ¿Donde estás? ¿Estás bien? ¿Qué piensas de mi vida ahora? y miles de cosas más que a veces no me dejan dormir. Y sé que es normal, pero también es normal pensar y creer en "ese mundo futuro" del que siempre nos han hablado. 

"Dicen que cuando vas a esos lugares nunca sales solo", uuuuu qué miedo, "ellos nunca se comunican con la persona que quieres porque él ya está en el cielo, son demonios que se hacen pasar por ángeles", uuuuu más miedo aún, "no creas en esas cosas porque te cambia el destino, puedes alterar todo su curso", ok eso sí me daba miedo pero igual me importaba poco y tocaba la puerta de hombres y mujeres que creían conocerte. 

Pasé por muchos, y creo que tú lo sabes. Desde ese impostor vestido de blanco, Hayimi, al que visité llevando a Karina porque no quería ir sola hasta esa mujer que al verme me agarró la cabeza diciéndome "hija deja las drogas". Con ésta sí que casi se me escapa la risa, si supiera que con las justas he sido fumadora social (de cigarro obvio) y no tengo nada en contra de quienes fuman algo más que eso pero yo no le entro ni le entré nunca. Cada vez que me acuerdo de esa señora me río solita porque viajo mentalmente hasta ese momento en que mi voz interior me decía "piensa en algo triste y no te rías, si lo haces puede que te lance un hechizo maléfico y no te cases o tengas 7 años de mal sexo o algo por el estilo".  

Confieso que uno de ellos logró atraparme un poco y me hizo dudar, hasta el día de hoy. Pero fue demasiado, y dejé que sus palabras no calaran en mí. Tú ya no estás aquí físicamente, pero aún respiro tu aroma gracias a todo lo que me enseñaste y me sigues enseñando a pesar de la distancia. Fue difícil "el cambio de aula" pero creo que hemos aprendido a sobrellevarlo, cuesta hasta hoy, y seguirá costando pero para qué meter el dedo en la herida si estamos "mejor" así.

O al menos lo estábamos hasta la semana pasada que escuché esas palabras mágicas "es una señora buenísima que a mis amigas les ha dicho TODO". Como un alcohólico que escucha el repiquetear de una botella, el destape de un corcho o el "chin" de dos copas al chocar. 

Levanté el teléfono y saqué cita con dicha señora: lunes a las 3:00 pm

Today is the day...

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Pero como dije al empezar este post, estoy orgullosa de mí misma. No te preocupes papi... estoy a salvo...

Pero...

¿Qué pasó?

Continuará...