Lo que hay en un rincón de mi mente

Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...

27.1.11

Emparejando la causa

Hace unos días mi mami preparó causa por el "supuesto cumpleaños de Sonia". Digo "supuesto" porque casi al final del día, después de haberle dado sus regalitos, prepararle el almuerzo que ella había elegido y cantarle el famoso y gringo "happy birthday", se dirigió a mi mami con una risita un poco timidona y le dijo "Ay la señora. Se ha confundido porque mi cumpleaños es mañana". O sea le dio un poco de pena decirnos que estabamos saludándola por gusto porque aun no era un año más vieja. Pero como yo le dije, mejor! celebró dos veces el cumple. Yo no pude almorzar con ellos pero me contó mi mami que Lalo, mi abuelita y también Aidee almorzaron con ella, todos juntos.

En la noche llegando a mi casa, abrí la refri como siempre para chismear que hay de bueno. Lalo se acercó a mí y me dijo "enanita! la causita que ha preparado tu mamá está buenaza". Y como yo soy doña pesada, quería probar pero la parte que tenía llema de huevito duro. Estaba tan al fondo del plato que solo escarbando como cuando separo las alberjas del Arroz con Pollo, podría comerme esa parte que para mí era la más rica. Me rendí. Desarmaría todo y me ganaría un señor grito de la señora de la casa. Comimos un poco y ya cuando la iba a guardar, Lalo mencionó otra de esas típicas frases, que sin él mismo saberlo, suenan tanto a ti: "Pero porque la dejas dispareja. Mira enanita, agarras el tenedor y la vas bordeando así hasta que quede como una porción entera..." me decía mientras me enseñaba con "estilo" cómo emparejar la causa.

Ese momento me recordó las tantas veces que en cada cumpleaños, luego de comernos una porción de torta cada uno, tú, fiel a tu espátula y cuchillo para postres, sintiendo nuestros ojos clavados en  la indefensa torta atacada por tus dos manos, nos decías "solo la estoy emparejando para que no se vea fea. No me la estoy comiendo". Pero cada "lonja" de torta que estaba desemparejada a tu parecer, temrinaba dentro de tu boca, misteriosamente. O esa vez que de tanto "emparejarle" el helado de David, terminó solo con el barquillo para "que no se manche ni la ropa ni el carro". Era tan tuya esa frase que prácticamente en mi cerebro, la patente era solo tuya.

Pero, cuando lo escuché de la boca de la persona con la que en unos meses por fin pasaré mi vida entera, simplemente me emocioné. Por más tonta que suene la frase. Por tan poco significado que tenga meramente el decir "hay que emparejar la causa", me hizo soñar un poco. Me puse a pensar en todas las coincidencias que hasta ahora le he encontrado contigo. Son tantas que solo me queda creer que realmente tú tuviste que ver en toda esta historia que ya te contaré con detalle. Solamente tú, desde el cielo, lo pusiste en mi camino para que me quiera, me cuide y me proteja casi como tú lo hiciste toda la vida.

Y también sabías, que yo haría lo mismo por él.
Hasta hacernos viejitos...

2 comentarios:

Mr.d dijo...

Así es Marité, el amor va de una mano a otra, paseando solo en quienes la sintieron y la llevan consigo. Para emparejar la causa. Siempre.

Bren dijo...

Marité me acaba de provocar comer causa que chinche eres jajaja
Definitivamente tu papi te cuida desde el cielo y jamas iba a permitir que cualquiera se lleve a su hijita por eso escogio a uno que se parezca a el jeje lo maximo tu papi.
PD. yo tambien separo las alberjitas del arroz con pollo :)

El heroe de mi vida