A veces pasa...
que cuando más esperas algo, llega algún defecto. Por ejemplo, la semana que se fue llevó el título oculto de "que llegue el viernes por favor". Por mil y un motivos que me harían feliz. Algunos lo hicieron y otros no.
Es raro, pero a veces pasa.
Me desperté el sábado con la ilusión de ver a la Paya firmando su cartón de doña y yo a su lado apoyándola como siempre. Fue lindo, y me encantó verla tan feliz y linda como siempre con ese chiquitín que conocí desde el cole. Quién diría que se fueran a casar no?
Luego, por la noche celebramos el cumple de "el que podría llamarse mi segundo papá". Comimos con la familia política y lo más bonito fue que mi mami también estuvo con nosotros. Nos reímos, conversamos y compartimos un poco más en familia. La futura familia que seremos dentro de poco.
... fue ahí donde mi fin de semana comenzó a irse un poquito en picada. Los vi tan unidos y felices, que fue imposible no mirar el asiento vacío que siempre sobra aunque sea en mi cabeza. Pero el momento era lo importante. Fue bonito.
Al día siguiente, no estuve de muy bueno ánimos. A pesar que fui con mi mami a misa, el duende azul, en este caso no fue verde porque no fue por celos, se presentó en versión mega gigante y poseyó mi humor por completo. El día se me hizo eternamente amargo y la sensación fue horrible. No quería mirar a nadie, hablar con nadie, y ni la ilusión más bonita me quitó ese sabor de la boca.
Esperé con ansias el fin de semana. Pero no resultó como yo quería. A veces pasa y siempre de la manera más extraña. No siempre las cosas salen como el corazón lo desea. No basta con cerrar los ojos y desear, sino también creer que será de una forma. Ese es el secreto creo.
A veces, hasta cuando lo deseas con el corazón en la mano y de la forma más pura, pasa. Solo a veces. Pero es bueno... así uno no pierde la costumbre de seguir soñando.
Hoy felizmente es otro día.
Aun me arde la herida invisible que dejó la nada, pero es diferente.
Un día nuevo siempre es bueno sea cual sea su final.
Es una oportunidad para empezar de nuevo.
Y si me equivoco, pues me equivoqué.
Siempre habrá un mañana.
Y siempre habrá noches azules para pedir deseos.
Aunque sea el que por favor, exista ese mañana.
Lo que hay en un rincón de mi mente
Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...
18.7.11
Otra vez mañana
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la otra yo
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5 comentarios:
Bueno es verdad no siempre todo sale como imaginamos pero leyendo tu post recorde lo que una vez mi maestra de clown me dijo "la expectativa mata la experiencia" y me sirvió, esta claro lo que quiere decir, talvez un día te animes a aplicarlo...yo lo apliqué a este fin que tuve compromisos incluido un matri y disfrute todo diferente...
Un abrazo amiga bloggera :)
- Explícamelo maestra Bren... quiero aplicarlo!
"Aun me arde la herida invisible que dejó la nada" .... me gusta la frase.
Estoy muy de acuerdo, no hay mejor que un nuevo amanecer...ando medio agripado y no he podido leerte seguido, pero ya estoy mejor, un abrazo.
Saludos
Aunque tu también te ausentaste unos días eh! jeje
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