Sacándole la vuelta al tiempo

Veo mi reloj y ya son casi las 12 del día. No puedo acordarme de todo lo que quería hacer porque ha pasado demasiado tiempo desde que estaba en el carro planificando mis pendientes y ordenándolos por orden de urgencia.

"Las primeras horas del día son las que se pasan más rápido", pienso. Cierro los ojos, me froto las manos para calentarlas, me sobo la cara y respiro. Me queda una hora antes de almorzar para terminar con todo lo que falta para empezar con mis pendientes "personales".

Son la una y aun no termino. Decido no salir a almorzar y apuntar en mi agenda lo que no llegué a hacer en la mañana: notas por aprobar, notas por difundir, llamadas por hacer, invitaciones que confirmar, microondas que coordinar, etc. Seguido de los personales: leer mis blogs amigos, comentar cada uno de ellos, postear en el mío y responder comentarios, enviarle mail a la chica de los partes, lo mismo con la de las flores, el catering y hasta la iglesia a ver si recibieron mis papeles. Todo eso antes de sentarme en el comedor si me sobra una media horita para embutirme mi taper de comida.

Vuelvo a ver el reloj y ya casi son las tres de la tarde. "Que acaso el tiempo no descansa ni un ratito???" A veces creo que fue inventado para que las personas vivamos corriendo y nuestra mente viaje a 1000 por hora y que algún día nuestro cuerpo: manos, ojos, boca, y oídos trabajen a la misma velocidad para poder controlar o tal vez siquiera ir a la par con las agujas del reloj.

Ya a eso de las cinco de la tarde el día siguiente de mi agenda se empieza a llenar de reuniones y más pendientes. Y ni qué decir de mi planer  chiquitito que llevo siempre en la cartera. Apunto todas las reuniones y fechas de pago que nos faltan para temas del matrimonio.

Finalmente, cuando menos lo espero son las seis de la tarde y me doy cuenta que aun me falta mucho por terminar. Meto la compu en mi maletín, voy al baño y salgo al frío de San Isidro para entrar en el carro lo más pronto posible. El camino de regreso es atormentado con la diaria pregunta del millón "qué hago ahora ir o no ir al gimnasio???"  Todo un tema.

Y cuando menos lo espero ya es de noche una vez más, yo en mi cama sentada frente a la computadora tratando de terminar lo que parecía imposible en un solo día. Pero finalmente lo logro y hasta con el mejor punto final. Un post para colgar al día siguiente muy tempranito.

Después de todo, no soy la mujer maravilla, pero me las invento para tratar de cumplir con todo lo que me propongo ni bien abro los ojos muy tempranito.
Puede que esté más que ocupada en el día.
O que mis conversaciones con algunas amigas ya no tengan la misma duración.
Que no todos los días pueda almorzar sentada en el comedor como la gente normal.
O que algunas me digan ingrata cuando lo que más hago es pensar en los que más quiero.
Que tal vez parezca que tengo cara de pocos amigos... pero la verdad es que tengo muchos.
Y los mejores.
Puede que los mails con "status" con la mono por ejemplo hayan bajado su longitud y constancia.
O que mi sonrisa ya no esté dibujada como con plumón indeleble.
Que mis ganas de saltar hasta el techo no sean las mismas.
O que mis chispazos y arrebatos multicolores se hayan vuelto más opacos.
Pero yo sigo siendo la misma...

...la misma que lucha contra el sueño...
...contra el no poder...
...contra la pena...
...contra el dolor...
...contra la injusticia...
...por la esperanza...
...y a la vez por un sueño...

Sigo siendo la misma porque después de un día gris, siempre por las noches en mi mente sale el sol cuando pienso en ti. Y aunque no haya mucha luz a la hora en la que puedo escribir, veo la luz de tu corazón que aunque esté lejos, nunca se apagará.

Veo esa luz que me da las fuerzas necesarias para no seguir viviendo casi dormida.