Historias de ángel

Cuando quiero pensar en algo bonito para que mi día se pinte de colores, no requiero mayor esfuerzo. Tampoco resulta fácil, nunca he dicho que mis días son todos pintorescos, pero cuando lo necesito, de una u otra manera, pensamientos llegan a mi mente o se presentan situaciones que luego me hacer respirar profundo y acordarme de lo que es cierto aunque me cueste creerlo. Estás es todos lados.

Iba camino a una de mis reuniones de matrimonio, en donde he conocido a personas que no solo tienen manos de ángel, sino un corazón enorme, pero tan grande que con una simple mirada y un relajante "tienes que estar tranquila porque todo tiene que salir lindo", ya me la creo toda. Se hacía un poco tarde y me ponía nerviosa porque no me gusta ser impuntual, además de que se juntaría con la reunión que venía después.

Llegué acelerada y cuando ya estuve tendida en la camilla, puso sus manos en mi cara y fue como ingresar a otro mundo. Pensé en todas las frases tan lindas que últimamente escucho en todas partes. Cosas como "este momento es solo uno en la vida", "tienes que compartir con Lalo solo felicidad", "disfruten estos días como nunca"... y yo solo podía sentirme triste. Me invadieron pensamientos irracionales como el máximo temor que siempre me ataca: que me deje solita aquí abajo. Y yo tonta, desperdiciando mi tiempo discutiendo por teléfono porque no tenemos aun la lista de canciones elegidas. Pero como digo, esas personas que colocaste en mi camino tan estratégicamente pensadas siempre tienen su as bajo la manga y forman parte de cada capítulo de mi vida.

Con los ojos cerrados escuché la historia más linda que existe sobre el amor. No una historia de amor, sino sobre el origen del mismo amor. Escuché...

Hace muchos años, los hombres y las mujeres no eran como son ahora; era un solo ser. Era de un solo cuerpo, un solo cuello, pero su cabeza tenía dos caras, cada una mirando en dirección contraria. Eran como una persona pegada espalda con espalda con otra, con dos sexos opuestos, cuatro piernas, cuatro brazos. Eran dos en uno.

Los dioses griegos, celosos y con mucha ira, vieron que una criatura que tenía cuatro brazos trabajaba más, estaba siempre vigilante por sus caras opuestas y no podían ser atacadas a traición, cuatro piernas que no exigían tanto esfuerzo para mantenerse de pie o andar por largos caminos.  Y lo que era más peligroso: la criatura tenía dos sexos diferentes, eran complemento.

Entonces dijo Zeus, el supremo señor del Olimpo: “Tengo un plan para hacer que estos mortales pierdan su fuerza”.

Y con un rayo, partió a la criatura en dos...

Así creó al hombre y a la mujer. Eso aumentó mucho la población del mundo, y al mismo tiempo los desorientó y debilitó a los que en él habitaban , porque ahora tenían que buscar su parte perdida, abrazarla de nuevo, y en ese abrazo recuperar la antigua fuerza, la capacidad de evitar la traición, la resistencia para andar largos periodos y soportar el trabajo agotador.

Fue como viajar en el tiempo y escuchar una historia que me calmó el agitado palpitar de mi cansadito y estresado corazón.

Una vez más, entendí que las personas que entraron a mi vida en momentos estratégicos fueron enviadas por ti. Para transmitirme mensajitos directo del cielo para comprender un poco más las verdades de la vida.

Encontré la mitad que mi cuerpo perdió hace muchos años y eso nada ni nadie podrá separar.

Gracias Anita...