Es imposible que no pase un solo "minuto libre", es decir sin pensamientos perturbantes de estresantes pendientes, que no piense en cuál podría ser mi próximo post. Sobre todo si siento esa necesidad, si puedo llamarla así, de escribirte de lunes a viernes como si fueran cartas directamente enviadas al cielo. Pero hay días en que me siento vacía, como ayer por ejemplo, y escribo tal vez con una lágrima queriendo escapar de mis ojos. Otros días en que me siento optimista hasta la médula y también lo transmito en lo que voy redactando. Sea la hora que sea: de noche, de madrugada, en el almuerzo. Siempre que puedo (y tengo unos minutos para escribirte) lo hago. Más aun si son ideas, momentos o recuerdos que vienen de la manera más loca, o sorpresiva del mundo.
Como hoy, que teniendo miles de historias, anécdotas, momentos felices y graciosos que contar solo con mirar hacia un rincón de la casa me acuerdo de un detalle que me hace sonreir y salir al terrorífico tráfico con el mejor de los humores. Esas son las mejores historias para mí. Cada vez que pasa algo parecido me pongo un poco más contenta... porque me hace pensar que además de las mil historias que guardo en mi mente y mi corazón después de los más de 24 años que viví a tu lado, están esos detalles que no están guardados al alcance del cerebro, sino un poco más escondidos. Esos detalles son los que alegran la vida. Detalles que a pesar de no estar guardados, se graban en algún rincón del alma.
...................................................................
Ya era de día y el despertador no sonaba cada 9 minutos como siempre lo programo, sino empezó a sonar como loco cada 2 segundos como diciéndome que ya no joda y me levante de una vez. Bueno pues, sería más tarde de lo normal, me dije. Y era cierto. Media hora más de lo habitual exactamente. Me bañé y me cambié esperando salir a la hora adecuada para llegar con tiempo y sin pelearme con mucho inepto que maneja y al agarrar el vaso de jugo que mi mami me dejó en su cómoda, lo dirigí con torpeza rápidamente hacia mi boca y casi suelto una palabrota al caer un poco de jugo en mi mano cuando levanté la mirada y lo primero que vi fue una foto tuya. Algo así: "Put...." y la vi.
Cuando Jaun Diego nació, era imposible disimular tu emoción. Era tu primer nieto y obviamente eran miles de sentimientos encontrados: ternura, celos, preocupaciones, tensiones, pero sobre todo, emoción. Me acuerdo que años después mi mami me contó que cuando escucharon el primer buaaaaaaaa del bebe una lágrima salió de tus ojos y te secaste rapidito. Eras una roca y nadie podía ver el otro lado de esa fortaleza. Los años fueron pasando y Jan Diego crecía. Era un criter sin duda. Corría, hacía renegar a su mamá; jugaba y hacía mil chistes, y hacía renegar a su mamá; gritaba, cantaba, a menos de un año ya hablaba; y hacía renegar a su mamá... era un travieso parecido a ti.
Un día, cuando se estaban quedando a dormir en la casa y David y yo estábamos estudiando sin querer "griteríos ni cosas que solo los bebes hacen", el angelito se empezó a portar mal. Le dieron rabietas, pataletas y un llanto incontrolable seguro por alguna sonsera que no le quisieron aceptar. Tal vez comerse una gomita más. Lissy, en un ataque de frustración por no poder corregirlo ni calmar su llanto, ella estaba también a punto de llorar. Tú, al ver esto le dijiste con voz de autoridad suprema: Ya Juan Diego, pórtate bien porque sino te meto al agua helada!!!
Lo que se escuchó luego no fue un "no abuelito que miedo noooo", sino un poderoso y fuerte "YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE"
En lugar de castigarlo o cosa parecida, te aguantaste la risa y tuviste que salir del cuarto mientras Juan Diego seguía diciendo cosas como "yeeee; siiii; woooooho" Mientras se quitaba la ropa para meterse al agua fría. LE ENCANTABA!!!
Desde ese momento, ya los intentos por "castigarlo" eran fallidos.
Amé tu forma de querer corregirlo.
Sé que no podrás hacerlo con mis hijos...
Y tampoco te reirás de sus bromas, pero ten por seguro que ellos sabrán el gran abuelo que tienen en el cielo.
Cuidándolos para siempre.
6 comentarios:
Jajajaja que estres con los chibolossss salen con cada cosa, no se asustan de nada, y es horrible tener que aguantarte la risa cuando contestan o reaccionan de esa manera y se les está corrigiendo.
Linda foto :o)
Lindo post, admiro tu capacidad de tener siempre algo para escribir a diario.
Un abrazo!!!
- Bren: Muy cierto, estres total, pero lo son TODO. Cada uno es lo máximo. Es un pedacito de mi hermana, de mi papá, de todo en uno. Lo extraño mucho mucho. Ahora vive en Esados Unidos, pero solo dos añitos... se pasará rápido.
Gracias por decirme eso. Admirarme por escribir cosas a diario... de verdad es difícil pero por él... todo.
Un beso enormeeeee!
Hermosa tu forma de expresarte, se siente un amor inmenso en tus palabras, de hecho ÉL siente hermoso cada día al leer tus posts.
Un abrazo y fuerza Marité, no te dejes deprimir fácilmente, eres una chica fuerte.
- Anónimo: Muchas gracias por lo que me dices... en realidad espero que él sienta lo que dices.
Saludos!!!
Eseeee Juan Diego... ES TERRIBLEEE jajajajja.. en la playa una vez se me impuso porque quise llevarme a mi sobrina de regreso a la casa de uds, y el me dijo todo imperioso: Y POR QUE SE TIENE QUE IR ELLA A VER??? y yo dije JUAAAAAAAAATTTT?? PORQUE SIIII!!! Jajajajaa!! Pero todos los queremos mucho aca, a el y a MP, esperamos verlos mas que pronto tambien, y seguro tu papa debe estar riendose alla arriba de sus locuras! :)
- Franchis: si te contara cada una de las que nos ha hecho... TE MUERES! jajaja es lo máximo mi pestañudo. Lo extraño mucho... a la barbie tb pero bueno, así es la vida. Bu...
Beso!!!
Publicar un comentario