Mi primera obra del año: Coco

¿Por qué me pasan estas cosas a mí? Soy una persona que ama a los animales que sufre hasta para matar a una mosca, y me encuentro con perritos necesitados cuando aún no termino de ayudar a otros. Es que mi vida es para escribir un libro.

Estaba regresando del bautizo de Memito, manejando sola en el carro, Lalo tenía que trabajar y no pudo acompañarme. Era la primera vez en varias semanas que cogía el carro nuevamente. Pues hace poco decidí guardar mi brevete en el cajón y declararme en "huelga permanente" para dejar de manejar e insultar, por ende, a cada idiota al volante. Simplemente el estrés me ganó la carrera. En fin, regresaba escuchando música, queriendo relajarme, y casi llegando al Golf, pasando el Óvalo de la de Lima, vi cuatro patitas blancas por debajo de un carro que esperaba el cambio de luz para seguir con su camino. "Tal vez está con correa y no veo al dueño por el ángulo en el que estoy", empezaron a pasar uno a uno los carros y cada vez veía con más claridad al perrito. Estaba solo y no había nada parecido a un dueño cerca a él. Me tocó avanzar a mí, pero no podía irme de largo sin ayudarlo. Podía cruzar la pista y morir en un segundo por la inclemencia de los carros que no perdonan y siguen su camino. "Es un poco torpe, patas largas y parece inofensivo. Debe ser bebe. Se nota en su carita". Avancé un poco y puse mis luces de emergencia. Obviamente, TODOS comenzaron a tocarme la bocina y pensé que no tardarían en llegar los insultos  Simplemente no escuché el ambiente y me concentré en salvarlo.

Aún estaba lejos de mí, y el cinturón no me permitía acercarme más a la ventana del copiloto. Una posición re incómoda para ayudar al perrito solo por la ventana. Me quité el cinturón, me saqué los tacos y empecé a estirarme desde mi asiento para abrir la puerta a mi extremo derecho. "Ven, perrito, ven", gritaba acompañando mi voz de besitos y silbidos que llamaran su atención. Pero muy temeroso bajaba las orejitas y se encorvaba a lo lejos con un visible miedo en los ojos. "Qué hago!!!". Justo en ese momento pasaban dos chicos con pinta pirañones pero nada me quitaba las ganas de ayudar. Tiré mi cartera al asiento de atrás y les dije "por favor ayúdenme a salvar a este perrito que puede morir atropellado en un segundo si cruza esta pista. No hace nada, sólo cárguenlo y póngalo aquí", me impulsé desde mi asiento y abrí la puerta del copiloto indicándoles que la pusieran en el asiento de mi lado derecho. Al segundo se acercaron con un poco de miedo (cómo iban a tenerle miedo si era chiquitito por Dios) y con aparente asco la levantaron y literalmente la "aventaron" a mi carro. Le hice cariño en la cabecita pero seguía temblando y con la cola entre las piernas. "Ciérrame la puerta", le grité al tipo. Al cerrarla, encontró la luna abierta y en ese momento de desesperación al ver que la luna subía lentamente, miramos a los ojos y el perrito huyó por la rendija que aún quedaba abierta. Se escapó nuevamente.

No podía quedarme más en ese lugar porque los conductores detrás de mí empezaban a gritar cosas desde sus carros. Avancé con mucha pena dejando al perrito atrás. Avancé algunas cuadras y giré a la derecha repentinamente. No podía dejarlo ahí! En cualquier momento lo iban a chancar y era solo un bebé! Llegué en solo unos minutos a ese cruce en donde lo vi y ya no estaba ahí. No podía estar pasando esto, seguí lento por la misma ruta en donde le pedí a los chicos que me ayudaran y unas 5 cuadras más adelante estaba ahí. Oliendo el jardín a unos escasos centímetros de la pista. Me trepé sin pensarlo dos veces en la berma y puse luces de emergencia. No podía bajarme del carro porque los carros pasaban muy cerca de mí, entonces bajé nuevamente la luna del copiloto y empecé a silbar. En ese momento pasó un señor en su silla de ruedas, luego de pedirme una limosna le pedí que me ayudara con el perrito "Señor, sabe de quién es ese perrito? Lo veo asustado y es bebe", me respondió que no sabía de quien era y que era la primera vez que lo veía por la zona, lo mismo dijo la señora del kiosko. Debe estar perdida, abandonada o seguro se escapó de su casa. No podía dejarla ahí, por eso le pedí al señor que me ayudara a meterla a mi carro. Una chica que vendía dulces por ahí también me ayudó y al final logramos subirla al carro. Esta vez me aseguré de subir la luna antes de que la pusieran en el carro. Cerramos la puerta y luego de agradecer la ayude prendí el motor y salí en dirección al veterinario.

Con miedo en mi carro...

- Hola, por favor acabo de recoger este perrito y quiero que me ayuden a bañarlo y revisarlo.

- No hay problema, déjame registrarlo. ¿Cómo se llama?

- No lo sé, no sé ni sé bien qué es. ¿Es macho? A ver - la cargué con cuidado porque su cuerpito estaba lleno de pulguitas - es hembrita. No sé, ponle Coco.

- Pero no es hembra señorita.

- Sí, pero no Coco, sino Cocó... como Coco Channel pues! - la desesperación empezaba a apoderarse de mí.

Pensaba en el problema que me ganaría con Lalo. Aún no le encontramos casa a Ramón, que tuvimos que enyucarlo a mis suegros sin siquiera poder ni querer adoptar a un perrito. Pero qué puedo hacer!!! No puedo con mi "yo" frustrado de César Millan, soy un intento de "encantadora de animales" y qué! Así soy y tú lo sabes desde que era una pulga y le construía casitas hasta a las polillas que encontraba en las cortinas de mi cuarto. 

Después de contarle a Lalo, escuché un sermón de horas, pero me acompañó a verla después de su sesión en el Vet: bañada, con antipulgas, desparacitada y con fecha de vacuna. Otra perrita...

Ahora estoy en posibles negociaciones para encontrarle un hogar donde la quieran y le den cariño. Espero que mi esfuerzo por rescatarla no sea en vano. Confío en que no será así y el destino de Cocó será feliz...

¿Me das otra manito desde arriba?