Ayer por la noche, luego de despedirme de Lalo, abrí como de costumbre mi blog y destiné el poco tiempo que me quedaba con los ojos abiertos a escribir. Lo que más me gusta y me desestresa en la vida. Escribirte y contarte todo lo que tengo en la mente. Recuerdos, momentos lindos, otros tristes, y a veces hasta rocas enormes que se me cruzan por la loca cabeza de vez en cuando.
Quise escribir sobre algo que al final no salió como lo pensé y terminé borrándolo de principio a fin. Pero ahora sí quiero hacerlo. Quiero revivir ese momento, ese pequeñísimo instante que Lalo y tú estuvieron en el mismo lugar, no físico, sino a través de las ondas de mi teléfono. Sin duda, era una señal. Una señal que no entendí en ese momento pero sí lo haría meses después.
El primer día que intercambié palabras con Lalo, no solo un hola y chau, sino una conversación fluida de más de 1 hora seguida, hablando de todo y nada a la vez, de su vida, de la mia, de sus planes como profesional, de mi carrera, nuestros trabajos, nuestras parecidas familias. Sin pensarlo miramos el reloj y ya eran casi las 2:00 am. Y con un poco más de permiso que la misma Cenicienta sin zapato de cristal abrí la bocota diciendo "mi papá me debe estar por llamar se va a preocupar porque odia que regrese tan tarde a mi casa". Me siguió conversando, la verdad es que la pasamos tan bien que no nos percatábamos de nada que estuviera aldedor de los dos. Ni de nuestros dos amigos que ya se habían hecho más que "mejores amigos" cantando en el parque de Miraflores canciones de "Luis Miguel".
En medio de la interesante conversación sonó mi famoso celular. Con un poco de roche, y de pena también porque eso indicaba que ahora sí era un "chau me tengo que ir", el aparato vibraba y se prendía al ritmo de una taladrante tonadita que dejaba ver el nombre de "papi" cada microsegundo. Contesté sin demorarme mucho, si lo hacía podrías pensar que ya me habían secuestrado, descuartizado o asaltado a tal punto que ya me imaginabas caminando sin zapatos en una lejana barriada.
- Papi. Hola papi.
- Hijita donde estás? Ya es tarde mamita. Vienes con Mónica no? Pero están solitas no?
- Si papi... o sea, voy con ella, pero no estamos solas. Estamos... con unos amigos de la licenciatura.
(cosa que no era del todo cierta ni tampoco era un cuento máximo. Pues hacía unos 5 meses nos habíamos visto por primera vez en el curso de licenciatura de la universidad).
- Que bueno hijita!!! Son ya grandes no? Que bueno mamita, diviértete pues, pero ya regresa a la casa. No quiero que te pase nada.
- Ya papi... no te preocupes (con cara de roche máximo).
- Ya mamita, te veo en un ratito (forma indirecta de decirme sutilmente: Ya ven oye malcriada!).
- Si papi, chau.
Inmediátamente después que colgué el teléfono, respiré hondo y traté de explicarme en tono burlón: si si si, búrlate si quieres, pero tengo unos papás bien chapados a la antigua y bueno, yo soy "una chica de su casa" y en serio me llega que me controlen tanto la hora, el lugar en el que estoy...... y fue en ese momento que él me interrumpió con la mejor frase de la noche. La frase que definiría muchas cosas sin saberlo en ese momento: "No sabes como me encanta que tu papá te cuide de esa manera. Y ya lo escuché así que te voy a acompañar a tu casa". Como ya se imaginaba cual sería mi respuesta, se adelantó a mi rápido suspiro y dijo: "no no, nada. Yo iré en el carro de mi pata y tú anda en tu carro con Mónica. Nosotros las seguimos. Yo tampoco quiero que te pase algo".
En ese momento entendí que por algo me cuidaste tanto. Ya no siento esa rabia injustificada cuando pienso en que fui la única de mi promoción que no pisó "el famoso Zoom" ni las discotecas a las que dejaban entrar a menores de 18, tampoco a los campamentos ni viajes de fin de semana sin "adultos". No siento más ese "roche" de admitir que fui criada "a la antigua". Sino, todo lo contrario, me siento orgullosa de cómo me criaron. Más, porque la persona con la que compartiré mi vida tiene las mismas ideas que tú.
Esta chica, se siente bien cuando dice que gracias a sus papás, es "una chica de su casa". Ahora, sin burlarme de la frase, sino, sintiendo con gusto el significado de cada una de las letras de esa frase. Una frase que me define como mujer. Gracias a ti, aunque no haya sabido cómo agradecértelo antes.
Solo bastó esa vez para que Lalo te conociera. Moriría porque unas cuantas palabras se cruzaran entre los dos, pero ya no se puede. Al menos no en esta vida.
Pero me quedo con ese lindo cruce de ondas. Para mí, es suficiente como para soñar y construir el resto de la historia.
Bueno... esa vez y una más que sin cruzar palabras él llegó a escucharte un poquito más...
Lo que hay en un rincón de mi mente
Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...
22.12.10
"Una chica de su casa"
Etiquetas:
cajoncito de recuerdos,
el amore,
nubecitas
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3 comentarios:
Creeme, debe significar un orgullo, más no un "que dirán" el ser criado a la antigua.
Es que nose porque le decimos criado a la antigua, yo diria criado como debe ser, amando a los hijos y por eso se les cuida hoy en dia creen que ser moderno es dejar que hagan lo que les da la gana...un abrazo Marité!
Gracias por siempre estar aquí... No solo leyendo sino tb comentando. Son lo máximo.
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