Soñé que era una hoja,
...y me gustó...
Me gustó sentir que volaba,
sin peso,
sin ningún tipo de peso.
...y caía...
Lentamente caía al vacío.
Pero confiada.
Confiada en que un viento vendría,
para darme fuerzas y emprender de nuevo el vuelo.
Soñé que era una hoja,
...y me gustó...
Me gustó sentir el peligro contra el tráfico,
el ir y venir de la gente preocupada,
pero yo sin cargas.
Sin ningún tipo de cargas.
Ligera como pluma,
y veloz como el mismo viento.
Que sopla,
y sopla sin miedo.
Soñé que era una hoja,
...y me gustó...
Deseando que jamás llegue el mañana para seguir volando.
Volar lejos.
Lejos del ruido y de las quejas.
Donde solo exista el aire,
y la misma hoja en el viento.
Confiada sin mirar el camino.
Siguiendo la corriente.
A donde sea que la lleve.
Soñé que era una hoja,
y entonces sentí miedo.
Miedo a que no sople el viento,
y se sequen las gotas de lluvia.
Entendí que siendo hoja,
un sueño,
o el mismo viento,
siempre existe el miedo.
Es lo que nos hace humanos.
Y entonces desperté.
Ya no era una hoja.
Ahora solo sentía el viento que se cuela por mi ventana,
dejando sonar cada persiana como las teclas de un piano.
Me senté sobre la cama y miré hacia abajo.
Pensé en las veces que sentiste miedo al estar arriba.
Pero a pesar de todo, eras una hoja.
La mejor de todas las que pudieron existir.
Ahora, lo ayudarás cuando no sople el viento.
Y cuando tenga miedo estando allá arriba.
Le darás la confianza de un roble, siendo solo una hoja.
...y le gustará serlo...
Como siempre pensamos que le gustaría.
Lo que hay en un rincón de mi mente
Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...
14.6.11
Como hoja al viento
Etiquetas:
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3 comentarios:
Me encantó! Me relajé un ratito, pero el final me dejó intrigada. Pasó algo? Hoy el día se me hace largo esperando esas 3 palabras que quiero escuchar desde hace ya un mes. Es inevitable sentir miedo a veces, son esos altibajos los que nos hacen apreciar luego los momentos de felicidad y aprovecharlos al máximo. Así que cuando nos invada el temor y preocupación, pensemos también que mañana o en unos días vamos a estar felices!!! Buen día Marité!!! Muacks!!!
Relajante...pero es verdad el final deja intriga!!!
Los sueños deberían ser por lo general así, cosa que cuando despiertas te levantas relajada...
Bueno Feliz dia del blogger una vez mas, y a seguir escribiendo.
Un abrazo :)
- Mina: Cuáles son esas tres palabras? Espero de todo corazón que esas tres palabras sean "todo está perfecto". Ya me contarás mañana y estoy segura que serán solo buenas noticias. Lo mio no es nada... son solo cosas del orinoco... que empiezan tarde pero terminan siempre bien. Ya contaré con detalles más adelante. Pero tooooodo bien.
- Bren: Si los sueños fueran siempre tan reales como esos días que huelen a flores y parece que el viento te quiere peinar en lugar de despeinar, sería ideal que duren no 8 ni 6 horas, sino toda la vida.
Feliz día pequeña bloggera. En Agosto será la oficial. Esta solo es una antesala para feliciar a la persona detrás de un blog. Una vida. Te mando un beso enorme y miles de éxitos en la semana!
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