Y de pronto, pensé en él.
Pensé en alguien que no conozco pero creo que tuvo un alma tan fuerte, tan pura y tan llena de vida como la tuya, que desde allá arriba lo llamaron sin pensar en todos los pedacitos de corazón que dejaría rotos aquí abajo. Sin nadie que pueda unirlos una vez más.
Pensé en esa mamá que lo vio partir de buenas a primeras. En ese papá secando lágrimas amargas porque la vida nunca le enseñó cómo perder un hijo. Esta vez el ciclo regular de la vida no giró como habitualmente lo hace. No fue el hijo quien vio a sus padres partir, sino todo lo contrario. Golpe bajo. Tan bajo que ni el más fuerte de los fuertes puede permanecer en pie luego de esa batalla contra una real pesadilla. Un punto más para el maldito destino que a veces nos juega en contra.
Pensé en ella. En la hermana. En la amiga que recibió ese golpe de costado, pues el primero siempre se lo llevan los padres, como haciendo barrera pienso. Pensé en ella y una vez más pensé en esos caminos cruzados que te vienen en la parte de "amenidades" de los periódicos. Pensé que ese destino no es tan maldito después de todo si te lleva a cruzarte con gente como esta hermana que a pesar de todo, sigue en pie. Y más firme que nunca. Decidida a llevar una vida feliz con sus hijos y la persona que ama. Y que también la ama. Pensé en ella porque personas como ella, que también fueron despojadas de un ser tan importante de la noche a la misma noche, personas como ella que a pesar de todo construyen su camino y sin querer tal vez, aportan mucho en la vida de un tercero. Pensé en ella que seguro lee y no se imaginaba que hablaría de ella. Y de él. A quien no conocí pero algún día lo haré. De eso no hay duda.
Pensé en que hoy, tan solo con un mail con palabras ocultas que entre líneas decía "te entiendo porque pasamos por lo mismo pero en distintos momentos y con otros papeles" cambió mi día. Y estoy segura que sin saberlo, me dio ese empujón que necesitaba para saber que no estoy sola y que a mi lado, tengo muchos ejemplos de los cuales colgarme y recargar fuerzas para seguir caminando.
Pensé en ese cuadro que debe tener colgado en su corazón. Ese cuadro que lo muestra flameando una bandera y con el puño izquierdo lleno de vida y me comparé con ella. Me comparé con ella y me sentí feliz. Me sentí feliz porque somos muchos los que tal vez en silencio, compartimos un dolor oculto bajo un caparazón lleno de caretas, que solo es visible para los que han tocado con sus propias manos el amargo sabor de perder.
Pensé en ese cuadro que debe colgar en su corazón, y me acordé del tuyo. Ese que yo jamás descolgaré del mio. Para siempre, aunque pasen mil años y se llene de polvo. Aunque pasen los años y cambie su color y textura. Pues la que lo recubre es solo una, la del más purito amor.
Para mí y para ella en su caso, siempre estarán flameando la bandera del paraíso en donde ahora deben estar conversando.
Gracias Claudia...
Tú conoces esa bandera más que nadie en este mundo.
1 comentario:
Precioso post.Como siempre cautivando de principio a fin, emotivo y alentador.
Es curioso como un mail, unas palabras pueden dar un giro en tu día, pero mas curioso es pensar en la persona que lo envía, en que la motivo a hacerlo.Pienso que a veces sentimos esas motivaciones y las callamos sin pensar que talvez esa persona en la que estamos pensando, necesite de esas palabras precisas o que podríamos cambiarle el día.
Un beso y que tengas un buen fin de semana :)
Publicar un comentario