Ayer en la noche me puse mal y me acordé de cuando era chiquita y me di el atracón con panqueques. Desde esa vez nunca más los volví a probar. Me acordé de la vez que al toque me escuchaste decir que me dolía la panza corriste a la cocina a prepararme tu famoso mate de coca con anis y té. Un remedio, casero, inventado por ti, que más que todo creo que tenía un efecto placebo porque por más que no tuviera alguna pastilla o lo que sea, el dolor desaparecía. Obviamente ya luego venían las idas al baño y los llantos por la incomodidad pero ya sin dolor.
Era en esos momentos donde decías tu famosa frase, que ya he comentado antes. Te ponías a mi lado, juntabas tu cabeza con la mia y me decías con tu tosco cariño en el pelo como si fuera un cachorrito: Ay hijita pásame todo tu dolor a mi, pásamelo todo pero que a ti ya no te duele nada.
Hoy me acordé una vez más de ti cuando vi a Lalo. Esta vez llegó a la casa a las 9 de la manana, antes de irse al trabajo trayendome una botella grandota de Electroral, y unas pastillas para la infección: Es de fresa enanita, tienes que tomártelo todo para que estés mejor y trata de dormir. Me sentí como cuando era chiquita. Él también me cuida como tú, puedes estar tranquilo.
Hace mucho no me sentía tan mal, y me pareció raro porque sabes que odio faltar al trabajo, entonces me puse a buscar algunas cosas en internet y me di con la sorpresa que cuando uno esta un poco triste y no lo expresa seguido (llorar o ataques de íra o pánico) el cuerpo disminuye todas sus defensas. Como tu dirías, baja los escudos. Y entonces los virus, microbios, etc aprovechan en atacar. Creo que esta semana es difícil. No sería exagerado decir que es la peor del año. Solo siento que tengo que estar bien para el fin de semana. Como me dijo mi mami, para que estés orgulloso de ella, aun más de lo que ya estás, ella quiere que nosotros sigamos con nuestra vida normal, como debe ser. Por eso, el sábado es la despedida de soltera de Luciana, y yo no estoy de muchos ánimos, pero a la vez soy una de las organizadoras, mi mami me ha dicho que tengo que ir. Aunque sea a estar un rato con ella. Y eso haré. Sé que ella entenderá que no es fácil para mi afrontar el 27, que tal vez sea como cualquier día para muchos, e incluso lo debería serpara nosotros porque no hay un solo día que no te extrañemos.
Tal vez, como muchos me dicen, sea el punto para empezar el proceso de asimilación.
A veces, no creo que sea así.
Pero me gustaría creerlo.
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