Lo que hay en un rincón de mi mente

Tengo el orgullo de poder decir que la persona más importante en mi vida fue un verdadero heroe.
Un hombre que con cada palabra, me enseñó a ser lo que soy ahora.
Un hombre que por 65 años, se dedicó a vivir sus sueños y a hacerlos realidad.
Un hombre por el que yo daría la vida.
Un hombre que aunque ya no esté conmigo, en este mundo, lo está a cada minuto en mi corazón,
en mi mente, en mi alma.
Un hombre al que le dedico este blog.
Un hombre al que yo prefiero decirle papá...

14.9.09

El hueco en la llanta

Ayer en la noche, antes de que Lalo se vaya a su casa, me di cuenta que mi carro tenía una llanta casi en el suelo. Me dio tanta cólera porque este semana le ha pasado de todo al pobre carro. El jueves lo raspé con una reja, el viernes se me derramó la limonada en el asiento, el sábado le llovieron los pelotazos que los bebes tiraban mientras jugaban en el patio y el domingo la llanta! Qué más!!!

No te preocupes porque Lalo es tan parecido a ti que ni bien vimos la llanta llevamos mi carro al grifo. Él mismo hizo que le ponganun parche, le arreglen el pitón e incluso que nivelaran las otras llantas para constatar que todo esté bien.

Todo esto me hizo acordar al día que por primera vez me prestaste el carro de mi mami para ir a la universidad. Yo estaba más que emocionada porque por fin iba a manejar SOLA y ya con brevete. Iba a recoger a Lore para ir a clase de radio. Todo el camino escuchando música a todo volumen, lunas abajo, uf! me juraba lo máximo. Cuando llegue a su casa y.... PIN PAM POM PUM!!! me trepé al sardinel más grande de la historia humana nunca revelado al mundo. El carro simplemente sonó: BLUM! seguido de un psssssssss....... Y varios cables de colores se desprendieron debajo del timón. Entré en pánico y lo único que atiné a hacer fue llamar a David a llorar y decir que saqué la mugre. Él, igual de preocupado que tú pensó que me había pasado algo pero lo único fue que la llanta había EXPLOTADO. Porque no se pinchó, ni nad apor estilo. Literamente EXPLOTO. Luego 4 señores, muy buena gente me ayudaron a "bajar" mi carro del sardinel de gigantes y así, con la llanta en el suelo lo llevé a parchar.

En la noche llegué a la casa solo con las ganas locas de decirle a David que no se atreva a decir ni pio de lo que había pasado sino nunca más me dejarías tocar el carro. Y me dijo, bueno ok, no le digo nada. Pasó una semana y ya el problema estaba enterrado para mi. Hasta que... un lunes escucho que mi papá le pregunta a mi mamá: "Esther, qué ha hecho Quispe con el tu carro???" Yo casi me muero del susto porque pensé que la llanta había vuelto a explotar o algo, pero no. Ese día Quispe me llevó a la universidad y me acuerdo que me dijo: "Marité te has chocado o algo en este carro? Por favor, cuéntame porque tu papá cree que he sido yo y yo no he hecho nada de nada". Yo... con mi cara de angelito, le dije "yo?????? No! por qué ah???". Su respuesta solo fue que no, que solo le había salido una teta a la llanta, que parecía haber estado mal parchada y él nunca había parchado ninguna de las 4 llantas porque eran nuevas.

Llegué a mi casa y mi papá me escuchó y parecía como una obra de teatro, se puso a hablar con mi mami en voz alta y decía que iba a decirle a Quispe que se vaya de la casa porque le había mentido y le veía la cara de tonto, que no le decía lo que había hecho con el carro y mil cosas más. Por eso ya no aguanté y corrí al cuarto a decirle a mi papá que YO HABÍA SIDO LA CULPABLE! LA ÚNICA RESPONSABLE DE LA TETA DE LA LLANTA NUEVA! Se quedó callado como si hubiera contado un chiste malo y me dijo: "Ya sabía... solo quería que tú misma me lo dijeras. Y no me lo dijo ni David ni tu mamá ni Quispe. Simplemente ya lo sabía porque te conozco. Pero también sabía que en algún momento me ibas a decir la verdad".

No sabes cuánto aprendí ese día. Y siempre me enseñaste sin gritar, sin pelear, sin decir "te lo dije".
Gracias por enseñarte tanto durante cada uno de los días que vivimos juntos papi.
Pero a pesar de eso, aún se me siguen pinchando las llantas.

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El heroe de mi vida